La enfermedad ha limitado su movilidad, por una avanzada gangrena perdió las piernas desde hace ocho meses, y la diabetes disminuye su visión casi en su totalidad. Su único techo es el de la Central Camionera porque no tiene otro lugar para descansar. Todos los días viaja al centro de la ciudad para solicitar una moneda a quien desee ayudarlo.
A pesar de la “mala estrella” que dice tener, busca una forma de ganarse la vida de manera honrada, primero busca que lo atiendan de la vista, ya con una mejor visión, puede trabajar de electricista como en el pasado, aunque sea en la silla de ruedas en la que anda todo el tiempo.
¿Dónde pueden encontrar al hombre?
Valerse por sí solo es uno de sus anhelos en la vida, porque a pesar de ser orgulloso, la vida doblegó su orgullo, pero no sus ganas de vivir en esa soledad que lo atrapa a pesar de pedir limosna en la calle 20 de noviembre, y cuando no lo vence el cansancio en la calle 5 de febrero entre Victoria y Madero. Ahí es donde lo pueden encontrar quienes quieran ayudarlo.
Su deseo es observar todo y que no avance la degradación en su visión porque eso es lo que lo entristece, el no poder valerse por sí solo, como en el pasado, que andaba de un lado de la ciudad a otros ofreciendo sus servicios para remediar cortos circuitos, y reparar las instalaciones eléctricas.
Don Memo como lo conocen en el centro histórico de Durango, porque a veces no se encuentra del mejor humor, pide ayuda para romper con esa “mala estrella” que lo persigue desde su infancia. Ahora no cuenta con familiares ni una entrada financiera frecuente y estable, sería muy bueno para él, trabajar.