A consecuencia de la pandemia por covid-19 varios sectores económicos han sido afectados y la industria de la literatura e ilustración también enfrenta esta problemática, sobre todo, ante los nuevos paradigmas del lenguaje de la comunicación.
Luis San Vicente ilustrador mexicano reconocido por obras como Imaginantes (corto animado que ganó el Festival de Cine en Nueva York), Pepito y la calle más aburrida del mundo, El elefante y la margarita y El festival de las calaveras, fue el encargado de impartir la exposición Deja que te dibuje un cuento en la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara, que trató los aspectos más importantes para la industria editorial enfocada en la ilustración infantil en medio de una contingencia.
La musa del dibujante y la labor de un ilustrador
Ser un educador visual, de acuerdo a Luis, es una de las principales tareas que debe ejercer el ilustrador infantil ya que son “el primer peldaño para que un niño sea un futuro lector, escritor e incluso, un ilustrador”. No obstante, este propósito no es sencillo debido a la gran gama de contenido a la que pueden acceder los menores en la actualidad a través de series animadas, videojuegos y películas.
A la par, los ilustradores también deben renovarse con los símbolos y signos que va adquiriendo el lenguaje debido a la introducción de las aplicaciones tecnológicas que los más pequeños reconocen al nacer en una época donde el uso del celular es natural y en ocasiones, necesario.
Por ello, Luis San Vicente invitó a todos los ilustradores que desean dedicarse a la literatura infantil a sobresalir entre la vastedad de títulos que las editoriales ofrecen al público y para esto enfatizó, que lo esencial es “no seguir las tendencias, sino ser diferentes” sin olvidar que la ilustración es un acto consciente, ya que depende del dibujante las emociones que pueda experimentar el menor al observar la combinación de colores y de objetos fantásticos en un escenario cotidiano.
Y aunque la pandemia ha dejado cierto rezago, Luis declaró que los escritores e ilustradores no deben dejar de practicar, ya que su labor continúa siendo el aportar algo a los niños y por supuesto, afinar sus habilidades les ayuda explayar los mundos imaginarios que pueden encantar a chicos y grandes.
“Perder el miedo” es para Luis otro de los puntos principales para que la industria editorial de la ilustración tome en cuenta los trabajos de las nuevas generaciones que quieren aportar algo al mundo con su arte, debido a que en ocasiones por temor al qué dirán dejan escapar oportunidades que pueden introducirlos a la escritura infantil.
Para finalizar la exposición, el ilustrador mexicano compartió su receta para enfrentar la pandemia entre colores y cuentos fantásticos: 700 gramos de diversión, imaginación al gusto, un frasco de concepto original, técnica y color y para concluir lo más importante, un toque de sorpresa.