Mujeres de zonas marginadas en Guanajuato son reclutadas por grupos criminales para narcomenudeo

David Saucedo, especialista en seguridad, dio a conocer que mujeres de estas zonas suelen ser reclutadas para realizar actividades ilícitas.

Delincuencia organizada recluta mujeres en zona Laja-Bajío y León | Especial
Guanajuato /

El reclutamiento de mujeres para actividades criminales en la región Laja-Bajío y la ciudad de León es un fenómeno creciente que refleja la complejidad del narcotráfico y sus dinámicas de género. 

De acuerdo con el especialista en seguridad pública David Saucedo, la integración de mujeres a las filas del crimen organizado ha evolucionado en modalidades y perfiles preocupantes.


"Lamentablemente, hay varias modalidades. En primer término, se observa un incremento en el consumo de drogas por parte de mujeres, según mediciones recientes del gobierno federal, estados y organizaciones no gubernamentales. Cada vez más mujeres se ven involucradas en el consumo de sustancias ilícitas; hace una década, este porcentaje era mínimo", explicó Saucedo en entrevista para Milenio.

El especialista destacó que las mafias criminales han diseñado esquemas específicos de reclutamiento para mujeres, asignándoles roles como halconeo, narcomenudeo, ventas al mayoreo e incluso sicariato.

"También hay un incremento en la trata de personas y el secuestro de jóvenes con fines de explotación sexual, quienes son utilizadas, además, para la comercialización de drogas. Estos esquemas de reclutamiento son mayormente forzados, no voluntarios", señaló.

David Saucedo, señaló que dentro de las estructuras criminales, las mujeres no solo cumplen funciones operativas, sino que, en algunos casos, logran escalar posiciones.

"Estas células suelen estar formadas por familiares: padres, esposas, hijos y primos. Un caso emblemático es el del Cártel de Santa Rosa de Lima, donde las parejas sentimentales, hermanas y tías de José Antonio Yépez ‘El Marro’ forman parte de la organización", añadió.

David Saucedo mencionó que, según datos de la Fiscalía, las mujeres que ingresan al crimen organizado en esta región suelen tener entre 15 y 25 años, pertenecen a niveles socioeconómicos bajos y cuentan con una educación básica o incompleta.

Muchas provienen de zonas marginadas de municipios como Celaya, Salamanca e Irapuato, así como de comunidades rurales cercanas a Michoacán. León también se perfila como un polo importante de reclutamiento debido a condiciones socioeconómicas similares.

Por su parte, la doctora Rocío Quiñones, especialista en seguridad y docente, explicó que el ingreso de mujeres al crimen organizado responde a factores complejos, donde su voluntad es manipulada mediante procesos graduales. En muchos casos, las mujeres son víctimas de engaños por parte de integrantes del crimen organizado.

"Hemos observado casos en los que hombres, aprovechándose de la pobreza o la vulnerabilidad de estas mujeres, se acercan a ellas fingiendo interés romántico. Una vez ganada su confianza, las manipulan para hacerlas parte de sus actividades ilícitas. Les dicen que están amenazados o que tienen problemas con la delincuencia organizada, cuando en realidad forman parte de ella", explicó.

Finalmente, la doctora Quiñones destacó el uso de las llamadas “mulas” como un ejemplo claro de esta dinámica. A menudo, las mujeres son utilizadas para transportar drogas, creyendo que están ayudando a salvar la vida de sus seres queridos o que no tienen otra opción. Esta manipulación emocional las atrapa en un ciclo del que es difícil salir.

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