En el municipio de Huaquechula, las familias despidieron a sus ánimas el 2 de noviembre tras el sonido de las campanas de la comunidad. Previo a su partida, los habitantes acudieron a los panteones para enflorar las tumbas y reencontrarse con los seres queridos que ya se adelantaron en el camino.
El pasado martes 1 de noviembre las campanas de Huaquechula resonaron para marcar la llegada de los fieles difuntos en punto de la 1:50 de la tarde, tras un silencio total en la comunidad. El 2 de noviembre, de acuerdo con la tradición, las campanas del pueblo resonaron por segunda ocasión y ahora marcaron la despedida de las ánimas.
Por ello, las familias partieron desde las 6 horas del miércoles a los panteones de su comunidad para enflorar las tumbas, labor que consiste en realizar la limpieza del camposanto; después, colocaron pétalos de cempasúchil a manera de tapetes, arreglos con gerberas, terciopelo y más flores que vistieron los sepulcros.
Con palas, picos, flores, "un taco", música y bebidas, los pobladores comieron junto a las tumbas de sus familiares difuntos y después brindaron con ellos. Comenzaron una plática extensa para recordar los momentos más alegres que vivieron con su ser querido en vida.
En casos como los de la familia Castro, cada año se esmeran para que el arreglo de flores en la tumba de sus hijos sea mejor, buscan diseños diferentes e intentan que los colores abunden para que sus difuntos se vayan a su lugar de descanso "bien felices".
"Para todos es la fecha más importante, porque tenemos la creencia de que vienen a visitarnos y les intentamos dar un poco de todo lo que les gustaba", señaló María Ricarda Castro, quien desde hace cinco años acude al panteón para rendir honores a sus dos hijos.
Cabe destacar que durante la 'enflorada' todas las tumbas son adornadas sin importar el tiempo que tenga la persona de haber muerto, pues también se le rinde honores a diferencia de los altares monumentales, mismos que solo se colocan durante la primera celebración de Día de Muertos del difunto.
Además, algunos vecinos de Huaquechula comparten algunas flores, pétalos e incienso con las tumbas que ya no son visitadas, pues aseguran que es "no negarle a alguien un vaso de agua". Así, cada parte de la tradición en torno al Día de Muertos en Huaquechula representa algo más que una celebración personal; es unión, solidaridad, amor, respeto y trascendencia de un cariño que va más allá de la vida misma.
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