La arquidiócesis de León, encabezada por el arzobispo Alfonso Cortés Contreras se sumó a las jornadas de oración por la paz y en su homilía llamó a todos los ciudadanos guanajuatenses a pedir por la conversión de los delincuentes, para erradicar el mal y disminuir el daño entre seres humanos, lo cual aseguró no les exime de la aplicación de la justicia.
Cortés Galván hizo énfasis en que el perdón debe acompañarse de la justicia al hacer referencia que julio es el mes de la paz y la unidad en sociedad, por lo que invitó a la sociedad católica a sumarse en acciones de bien para todos los seres humanos.
“Esto no significa que no se repare el mal que se ha hecho, pero nosotros tenemos la obligación porque el camino cristiano es reconstruir, es la conversión del ser humano, es reconstruir la sociedad(...) la ley debe aplicarse en la verdad, la justicia y guardando la dignidad de las personas.
No solamente hay que mirar el mal afuera, sino nosotros tenemos que hacer examen de conciencia para saber si mi persona y mi vida contribuye a la paz en la familia, en la escuela, en los espacios de diversión y en las formas de expresarse”, indicó.
El arzobispo Alfonso Cortés reclamó que atentados como la masacre de Santa María de Cementos son por falta de educación en casa y aseguró que la violencia en León y en México obedece a la falta de educación humanista en las familias. Pero además, a la amplia percepción de impunidad.
“Se ha roto en las familias la educación del ser humano en la ética, en el amor, en la justicia y en el respeto, en la dignidad humana, se rompió. Estamos en un grave problema…No hemos hecho la tarea, y no estoy diciendo que el gobierno no trabaje, pero lo que deberíamos hacer no lo hemos hecho.
En primer lugar, poner de pie a la justicia, porque hoy parece ser que estos hermanos que hacen el mal están mejor que las pobres víctimas. Por lo menos eso parece” señaló en entrevista el líder de la iglesia católica en León.
Además hizo un llamado a la sociedad y a todas las instituciones para detener lo que llamó “espiral de muerte”. Esta, que propició ‘una cultura de venganza’, arraigada en la pobreza y la injusticia que permea en todo el país.
Finalmente exhortó a los católicos a ser personas de paz, de reconciliación y de diálogo, y no dejar nunca la oración:
"Hago un llamado a mis hermanos sacerdotes para que en cada una de las parroquias, zonas pastorales de los decanatos, se implementen acciones de oración de estaciones de paz y ya con su propia elección ir contribuyendo a este trabajo tan importante".
Agregó que el 31 de julio se pedirá de manera especial por la conversión de los victimarios y de las personas que forman parte del crimen organizado, para que de esa manera dejen a un lado sus actividades delictivas.
PCQG