Durante muchos años, las bibliotecas han fungido como espacios poco agradables para los niños, pero no porque no lo sean, sino porque es común que los padres los lleven a estos sitios como forma de castigo; y, de acuerdo con Mario Méndez, director general del Instituto Cultural de León, esto debe cambiar.
“No podemos ignorar que durante muchos años las bibliotecas han sido el centro de castigo de los niños. En vez de que sean espacios abiertos, lúdicos, interesantes, se han convertido en un lugar donde, bueno, pues el niño mismo lo asume como restrictivo”, comentó.
Dado que este es uno de los motivos que derivan en un bajo nivel de lectura en los menores, en palabras de Mario Méndez, esto puede solucionarse en parte al implementar talleres dinámicos para los niños, cambiando así su perspectiva y mostrando que las bibliotecas y el aprender cosas nuevas puede ser divertido.
Así mismo, a la baja asistencia a estos centros por parte de los pequeños se añade otro problema: que los padres tampoco acuden a las bibliotecas.
Al respecto, en opinión de Mario Méndez, otra de las posibles soluciones es justamente atraer a los niños, para que sean ellos quienes lleven a sus padres; sin mencionar que, por medio de actividades divertidas, también podrían interesarse algunos adultos que anteriormente no hayan tenido contacto con la lectura.
“En este caso son los niños quienes van a llevar a los papás. Esta estrategia de jalar a los niños y que después el niño le pida al papá que lo regrese, es una estrategia que tenemos comprobada en Fenal. En Fenal nosotros ya recibimos a papás que sus papás los llevaron”, señaló.
En este sentido, desde su perspectiva, las actividades y el atender a las infancias puede fungir un papel importante en el fortalecimiento de la lectura, incluso dentro de otros sectores de la población.
“Creo que darle visibilidad a las bibliotecas al interior de sus comunidades es lo que estamos buscando con la programación nutrida. Incluso sumar a gente que visite las bibliotecas con otros fines y que posteriormente se den cuenta de lo divertido que puede ser una biblioteca”, concluyó.
PCQG