Según datos proporcionados por la Secretaría de Salud de Nuevo León, han transcurrido 10 años desde que se aprobó la Ley de Protección Contra la Exposición al Humo del Tabaco. Durante este período, se ha observado una disminución en las enfermedades entre fumadores pasivos, así como en el porcentaje de consumo de cigarrillos y las tasas de mortalidad relacionadas con el tabaquismo en Nuevo León.
Pese a esto, un estudio de la Comisión Nacional contra las Adicciones, del Gobierno federal, señala que, en promedio, en la entidad mueren más personas al año por consumir tabaco que por homicidios dolosos. De acuerdo con la información, 2 mil 216 muertes al año son atribuibles al tabaco.
El director de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud, Juan José Roque Segovia, detalló que, tras la legislación de 2013, el porcentaje de fumadores en Nuevo León pasó del 37 al 29 por ciento, y esto a su vez redujo las muertes por tabaquismo.
“Lo que sí es bien clarito es que la gente que deja de fumar porque comenzaba a tener problemas respiratorios, mejora muchísimo en los siguientes seis o siete meses de una forma mucho muy notoria, y se disminuye mucho la posibilidad de desarrollar un problema maligno”, indicó en entrevista con la plataforma MILENIO-Multimedios.
Cabe recordar que la Ley de Protección Contra la Exposición al Humo del Tabaco estableció que los espacios físicos cerrados, como restaurantes, hoteles y comercios deberían de ser lugares 100 por ciento libres de humo de tabaco.
Aunque al principio tuvo rechazo, se ha indicado que a largo plazo ha sido benéfica para quienes eran fumadores pasivos, debido a que ya no están expuestos todo el tiempo al humo del tabaco.
“Hoy en día te puedo decir que las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas han ido disminuyendo con el paso del tiempo, hasta un 10 por ciento de lo que se veía hace una década", mencionó.
“Las enfermedades relacionadas con el incremento de la presión arterial donde interviene el tabaco también disminuyeron, pero los trastornos del corazón no han tenido mucha variación porque no solo es tabaco. Por ejemplo, una persona que vive estresada y además fuma, es más propensa a un infarto en el futuro”, agregó el especialista.
Pese a que la ley no prohíbe fumar en espacios públicos, ciudadanos entrevistados coincidieron en que cada vez hay una mayor cultura.
“Yo normalmente fumo cuando espero el camión, pero pues no soy inconsciente, sí me hago a un lado porque sé que hay gente a la que sí le molesta el humo”, relató Carlos Cháirez, usuario de la Ruta 211.
“Mi esposo no puede dejar el cigarro, pero nada más llega a la casa y parece que ni tiene ese vicio porque sabe que tenemos a un bebé y que no puede exponerlo al humo”, añadió Azeneth Meza, ciudadana de Monterrey.
Aunque sectores de la industria de entretenimiento, restauranteros y alimentos y bebidas han intentado reformar la ley para abrir espacios de fumadores, hasta ahora solo han quedado en intentos.
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