“Presidenta. Más de 100 mujeres te escriben”, obra con propuestas hacia el futuro

Periodistas, activistas, influencers, escritoras, abogadas, políticas, en total 112 mexicanas dan sus posturas a quien habrá de romper la sucesión de presidentes varones, en esta obra coordinada por Yuriria Sierra.

“Presidenta. Más de 100 mujeres te escriben” | Especial
Monterrey, Nuevo León /

Con la coordinación de Yuriria Sierra ya está en librerías “Presidenta. Más de 100 mujeres te escriben”, de editorial Océano, que destaca de manera coral lo que está por suceder el próximo 2 de junio de este 2024.

Ante la pregunta que Sierra les hizo: “¿Qué esperas de la que será la primera presidenta de México?”, son 112 mexicanas que dan sus posturas, ideas, inquietudes, propuestas, sugerencias o perspectivas a quien habrá de romper la sucesión de presidentes varones.

Y aquí algunos fragmentos de las propuestas de quienes participan en esta obra.

Bárbara Anderson, periodista y activista en temas de inclusión, destaca a quien habrá de gobernar que tome en cuenta a un sector olvidado de la población: las personas con discapacidad: “Porque hay al menos un 16.5%, 20.8 millones de mexicanos, que viven con alguna discapacidad o limitación y son invisibles. Y, créame, no es un superpoder el que pasen desapercibidos, es una iniquidad. La presencia de la discapacidad en el país es aún mayor” (pág. 17).

La escritora y periodista Sabina Berman se adentra en el valor profundo de tener una presidenta sí o sí: “Las mujeres en México –incluidas las dos candidatas a la presidencia– compartimos una agenda política formada por el movimiento feminista a lo largo de cien años y ampliamente difundida. Según esa agenda, lo más urgente es prevenir y atender las violencias contra las mujeres. El feminicidio, las violaciones, el acoso, otros abusos del arsenal machista” (pág. 34).

La abogada constitucionalista Luisa Conesa parte de la “condiciones que han posibilitado que una mujer se convierta en presidenta de México” (pág. 65), como el derecho al sufragio en 1953 o la “prohibición constitucional a la discriminación por razón de género en 2011” (pág. 65).

Mara I. Hernández Estrada, experta en resolución de conflictos, espera de ella “más reflexión, menos reacción”, entre demás propuestas, “una revalorización de la verdad en la comunicación política y el debate público” (pág. 119).

La historiadora del arte y activista por las infancias, Gina Jaramillo, la invita a “imaginar leyes y discursos que construyan a favor de las infancias, que las dignifiquen y reconozcan como sujetos de derechos, como personas que activan, en el sentido amplio de la palabra, desde este presente que ya sabemos que es el futuro” (pág. 127).

Marta Lamas, antropóloga y feminista, pide que aborde “la cuestión tan poco reconocida de cómo los mandatos de género de nuestro orden simbólico producen diversas formas de sufrimiento” (pág. 133).

La escritora Sandra Lorenzano le pide una “transformación cultural y educativa en espacios institucionales”, como guarderías, escuelas o universidades, porque “una sociedad creativa es capaz de imaginar realidades más luminosas y trabajar para alcanzarlas” (pág. 139).

Viri Ríos, PhD por Harvard, analista política en políticas públicas y autora, destaca que: “Tenemos un país que funciona demasiado bien para unos pocos y demasiado mal para la gran mayoría. Todo funciona mejor para un puñado, incluido el Estado mismo” (pág. 205). Por lo que resolver este problema requiere “que dos cosas sucedan al mismo tiempo: que quien tiene mucho tenga menos y que quien tiene poco pueda acumular más. Lo primero es políticamente más difícil que lo segundo. Sin embargo, lo segundo no puede lograrse sin recursos de lo primero” (pág. 205).

La actriz Marina de Tavira despliega su postura, entre varios temas, por ejemplo que la futura presidenta no “esconda las cifras para aparentar que vamos por buen camino, que las grite a todo pulmón. Que no maquille la verdad, porque la negación asusta más” (pág. 233).

La escritora Ligia Urroz despliega párrafo por párrafo el “Pareciera una utopía” y en uno de éstos señala: “Pareciera una utopía que la educación fuera de calidad, que el amor por los libros y la lectura no fuesen vistos como un acto de consumo capitalista (pág. 243).

Pero hay más mexicanas destacadas que se leen en esta obra, edificante y variada, con especial atención en un índice con títulos que invitan a la lectura plural y de distintas tendencias ideológicas.

Por supuesto solo son algunos ejemplos de este compendio de posturas dedicadas hacia quien habrá de definir en un sexenio los rumbos de esta nación.

bimc

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