La gente camina con anhelo e ilusión por llegar con la Virgen de Talpa, emprende su andar desde la zona de Lagunillas, que queda a una hora caminando de la cabecera de Ameca, Jalisco.
Es ahí en donde comienzan a ascender el cerro del Obispo hasta cruzarlo en un promedio de cuatro horas debido a la complejidad de los dos mil 800 metros de altura a los que se encuentra sobre el nivel del mar.
- Policía
Los peregrinos logran subir y bajarlo para caminar por un costado de la carretera hasta llegar a la Estanzuela, donde después de hidratarse y desayunar caminan por el cerro de Las Comadres, Mesa Colorada, Mixtlán y llegan a cenar, descansar y dormir en el municipio de Atenguillo.
A la madrugada del siguiente día a las 3 de la mañana se despiertan para poder continuar su camino ascendiendo al Espinazo del Diablo, el cual consiguen concluir en aproximadamente cuatro horas en otro cerro que se encuentra a dos mil 800 metros de altura.
Pero en la travesía del Espinazo del Diablo, se topan con una pequeña capilla de la virgen de Talpa, y golpean una campana para saber cuántas ocasiones más van a regresar.
Siguen ascendiendo y de pronto una cuerda se les ofrece para subir a rapel el cerro y llegar a la cima donde hay varias cruces asemejando un panteón, pero son sólo las cruces que han sido depositadas por la gente en ofrenda a los hermanos peregrinos que se fueron antes y su última petición fue que su cruz fuera instalada en la cima.
El descenso de los peregrinos
La bajada es más relajante por un bosque lleno de olor a pino, vegetación verde y varios animales que se asoman para observar a los humanos en su andar.
Llegan los peregrinos a la zona de las cruces y continúan descendiendo por el bosque hasta llegar a Jacales para disfrutar de un deleite de los dioses, comida recién hecha con tortillas gigantes hechas a mano.
Continúa la travesía por el paraje conocido como Malpaso, llegan a pie de carretera a Guayabitos, gallineros y ascienden nuevamente hasta llegar a Cocinas.
La ruta todavía no termina, viene lo más emocionante y exigente dentro de la vía a Talpa, el camino a Cruz de Romero con dos opciones, lo empinado de la carretera o los caminos de tierra donde se puede llegar a resbalar a consecuencia del cansancio.
Los peregrinos se llenan de alegría al ver el pueblo de Talpa de Allende desde el mirador de la Cruz de Romero, a lo lejos se observa el arco de bienvenida a los fieles y nobles peregrinos.
Luego de un descenso de 45 minutos, se logra llegar al camino de las Reinas, donde ya sólo es cuestión de 20 minutos para estar ante el altar de la Virgen del Rosario.
Y aquí es donde termina el andar de los Peregrinos después de 117 kilómetros desde el municipio de Ameca, en la Basílica de la Virgen de Talpa.
AA