Su andar no es el mismo, ahora no lleva la angustia y espanto al caminar; don Alejandro Cruz Martínez regresó sus pasos sobre el camino donde hace 50 años presenció la tragedia ferroviaria más grande de Saltillo; él tenía 22 años y era socorrista voluntario de la Cruz Roja.
Ahí perdió la cuenta de las vueltas que dio en su ambulancia para trasladar a los heridos, luego de que le avisaron del accidente del tren pasajero llamado “El Peregrino”.
"Yo recibí el turno de Octavio Contreras, quien era el que estaba en la tarde, recibí el turno a las 11 de la noche y a las 11: 15 u 11:20 llega una llamada pidiendo ese auxilio del trenazo, pero no nos imaginábamos que era eso.
"Porque los otros accidentes eran uno o dos tres gentes cuando se descarrilaba un tren, pero nunca nos imaginábamos ver este cuadro porque habló por teléfono un señor que estaba pidiendo auxilio en la calle de Bravo y en periférico Luis Echeverría, no recuerdo el nombre del señor, pero fue quien hizo el llamado de emergencia a Cruz Roja que nos presentáramos y que lo recogiera en la calle de Obregón".
Era casi la media noche del 4 de octubre de 1972, la brisa fresca que se sentía pronto se evaporó en Puente Moreno, con el fuego que salía de los vagones que quedaron recostados por el descarrilamiento, el olor a carne quemada impregnó el ambiente al igual que los gritos de ayuda de los heridos y que algunos de ellos desorientados buscaban alejarse de las llamas.
"Y vi una imagen muy impresionante que estaban ardiendo varios carros, vi mucha gente quemándose viva. Me sentí muy..." (se corta su voz al recordar el momento) perdón.
-¿Lo marcó eso?
"Sí, se siente muy impotente no ayudar a esa gente, iba yo solo porque apenas recibí el turno y ya después cuando hice la llamada que fueran más ambulancias, que mandaran a policías, porque cuando llegué andaban unos muchachos robándoles a los heridos, le dije a la comandante que estaba en Cruz Roja, Teresa Astorga y a Evangelina Sánchez Hernández.
"Eran las que recibían la llamada ahí en Cruz Roja, le digo yo que había mucha gente herida, y no me podían creer hasta que llegué con la ambulancia, venía super cargada la unidad y era demasiada gente, solos se subieron y solos se bajaron, gente que venían quebradas del brazo, de piernas, o heridas, pero podían caminar más menos".
La jornada parecía interminable, el ir y venir de ambulancias que atravesaban de sur a norte la ciudad despertaron a Saltillo con el ulular de sus sirenas avisando que el dolor y muerte marcarían al valle y la memoria de esa tragedia traspasaría los tiempos.
La ayuda llegó de otros estados del país e incluso de Estados Unidos acudieron con hermandad para apoyar, se sumaron a las únicas cuatro ambulancias con las que se contaba en la Cruz Roja; las del Instituto Mexicano del Seguro Social y los bomberos de Grupo Industrial Saltillo, recordó el socorrista retirado.
"Vinieron socorristas de Monterey y Monclova para apoyarnos, también del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que eran las únicas que existían, bomberos de Grupo Industrial Saltillo (GIS) y John Deere anduvieron en el rescate", relató.
El rescate de muertos duró 15 días, se recogían los restos en bolsas negras donde colocaban cal para evitar los olores, fue la doctora Marrufo del IMSS la que se encargó de coordinar eso.
"Y en realidad nunca supimos una cantidad exacta de cuántos heridos, cuánta gente murió y cuánta gente venía en los vagones. Muchos comentan 14, 16, 18, 20, 22 vagones”.
"Yo duré 15 días en ese accidente, mucha gente comenta que hay vagones enterrados, cosa que no es cierto, porque yo estuve ahí 15 días y en ese lapso cortaron el vagón en varias partes y se llevaron como fierro viejo. Si acaso habrá ruedas, tornillos enterrados ahí", aseguró.
Esa desgracia le reafirmó que siempre hay personas que ayudan y los que como aves de rapiña llegan para dañar y robar a los ya de por si vulnerables.
"Mucha gente nos ayudó, hubo muchos voluntarios, taxistas, estudiantes de la Narro, que ayudaron, estudiantes de Ateneo que se unieron al rescate”.
"Un vagón quedo enterrado, una cuarta parte y ahí fue el Ejército y policías los que escarbaron, era demasiada gente que gracias a Dios nos ayudaron y todos fueron héroes y se agradeció mucho a esa gente porque nosotros solos nomas éramos 15 no podíamos con todo el paquete".
“Pensé que estaba soñando"
El ulular de las sirenas de las ambulancias parecían ser un sueño de caos, pero no fue así, eran el sonido real de un crudo amanecer que despertaba a los saltillenses, entre ellos a Octavio Contreras Ramírez, quién era socorrista voluntario en Cruz Roja.
"Salí a las 11 de la noche y ese día estuvo tranquilo, no hubo movimiento y ya cuando llegó Alejandro en el turno de la noche le pasé el reporte de que todo había estado tranquilo, no había habido ningún servicio ni nada; me fui a mi casa, en ese tiempo vivía en la colonia Landín, llego a mi casa, me duermo porque trabajaba en otra empresa y me pasaba a Cruz Roja y como a eso de la 1 de la mañana o 2:00 empecé a escuchar movimiento de las ambulancias y yo pensé que estaba soñando, no me imaginaba lo que había ocurrido."
Despertó asombrado por la gran cantidad de movimiento de ambulancias y de bomberos del GIS, se levantó de su cama, somnoliento, pero pronto esa sensación cambió por la urgencia de ir a ayudar; acababa de ocurrir una desgracia al sur de Saltillo, el “Trenazo de Puente Moreno”.
"Mi familia ya estaba en la puerta casi toda la gente que vivía por esa zona estaban viendo que era lo que pasaba, pregunto qué es lo que pasó y me comentan que había habido un accidente de tren; lo primero que hice fue irme a cambiar de ropa y esperé a que pasara uno de mis compañeros para poder integrarnos al rescate".
No daba crédito a lo que pasaba frente a sus ojos, logró bloquear la desesperación y recordó que su único objetivo debía ser salvar las vidas de aquellos heridos.
"Lo que más me impactó fue el escenario exactamente cuando llegué de ver el cuadro tan fuerte porque era una cosa que pues yo no lo había visto, yo tenía 3 meses de haber ingresado la Cruz Roja y fue para mí mi primer accidente tan fuerte; no me imaginaba exactamente qué era lo que iba a encontrar y fue hasta cuando llegué al lugar que me impresionó, pero yo me tenía que dedicar a apoyar a la gente que estaba ahí, en ese momento en un estado muy crítico", dijo.
El cansancio estaba presente en los rostros de los rescatistas voluntarios pero la voluntad de salvar vidas le dio fuerzas para ir y venir en su ambulancia número 3, entonces perdió la noción de las decenas, las centenas de lesionados que trasladó.
"Empezamos a llevarlos a Cruz Roja pero ya no había suficiente espacio en el lugar y dimos varias vueltas, empezamos a llevarlos al Hospital Universitario, al seguro estuvimos como hasta las 3 de la mañana cuando a mí me avisan que viene un vagón con varios heridos que ya no vaya al lugar del accidente sino que me vaya a la estación del ferrocarril, ya me dirijo a la estación de ferrocarril y efectivamente en un vagón se trajeron no sé qué cantidad de personas lesionadas, eran bastantes”.
"Sí cambia la vida, como que nos da fuerza para poder seguir ayudando a las personas, porque para eso es la Cruz Roja, para ayudar a tratar de salvar vidas”, finalizó don Octavio Contreras Ramírez.
JVS