En San Pedro Cholula persevera una tradición milenaria que se niega a morir y que le da identidad a la comunidad del municipio: el trueque.
Cada año durante el 8 de septiembre, comerciantes y habitantes del municipio, e incluso de otros estados como Veracruz y Oaxaca, acuden a la Plaza de la Concordia para intercambiar productos como alimentos, ropa, calzado y artesanías, mientras que el dinero queda en segundo término.
Para celebrar la edición 2022 del trueque de Cholula, desde muy temprano aproximadamente 300 artesanos instalaron sus puestos pese a la lluvia. Poco a poco, la plaza fue cobrando vida y llenando de colores con las mercancías de los comerciantes.
Entre los principales productos que se comercializan están la manzana, pera, durazno, ciruelas, plátano, granada, nuez, diversidad de chiles, hierbas aromáticas, incienso, mirra, artesanías talladas en madera, bolsas, canastos, plantas, ropa bordada, huaraches, entre otros.
En entrevista para TELEDIARIO Puebla, el señor Víctor Báez Herrera, quien es originario del municipio de Huatlatlauca, contó que esta costumbre fue heredada desde su tatarabuelo, quien comenzó a intercambiar sus productos para llevar un pan a su hogar y después se consolidaron estos lugares para rotar sus artículos.
"Traemos canastas, petates, chiquihuites, todo tipo de las artesanías que nos han enseñado a lo largo de los años cómo hacerlas. Le cuento que desde mi tatarabuelo traemos esta tradición, yo me acuerdo que venía con mis abuelos y ahora ya traigo a mis hijos, es algo que no se debe perder", dijo Víctor.
La señora Esperanza llegó con sus canastas de fruta junto con su hermana Perla para vender todo lo que cosecharon en la última semana, y dijo que lo cambiarán por aceite, arroz, frijol, azúcar, sal y ropa.
"Venimos, pues, con la emoción de acabar todo en el trueque, mi mamá nos traía de pequeñas, ahora que ya murió nosotras venimos en su honor, y esperamos también que nos den esos productos de necesidad que ocupamos en nuestras casas", relató.
Los puestos que más tenían afluencia son los de los productores del campo que ya tenían preparadas las medidas para las propuestas que llegaran a su puesto.
Entre los asistentes se encontraba Luis Enrique, un pequeño de nueve años que iba acompaño de su mamá para vivir la experiencia del cambalache de ropa por un kilo de manzanas.
"Ahorita he intercambiado ropa y es la prime vez que vine, yo lo veía en la tele y le dije a mi mamá que ya quería venir y ya me trajo con mis cosas que preparé desde ayer", dijo el pequeño.
AGA