Con ese alegre y característico saludo a todos, así se presentó Francisco Javier Gonzáles Gonzáles, de 67 años de edad, mejor conocido como “El humilde vaquero de Los Lermas", en Guadalupe.
Don Francisco, tiene un local ubicado en la colonia Los Lermas, en el cual muchos habitantes, políticos y artistas lo visitan, esta es su historia.
“Llevamos como 20 años con este lugar, desde niño yo saludaba y hacía amistad con todos, mi familia siempre nos inculcó que la amistad, la unión y el respeto son lo más importante”, dijo don Francisco.
“Aquí vendemos un poco de todo, hay gorros, botines, bordados y lisos, cinturones, botas, entre otros”.
Políticos y artistas lo visitan
A lo largo de los años, su famosa tienda ha sido testigo de la llegada de diversas personalidades como José Luis Ayala y Los Humildes, el viejo Paulino, Ivonne Álvarez, Pedro Garza, entre otros políticos y artistas, y las fotografías así lo confirman.
El vaquero de los Lermas es otra historia digna de ser contada, de ciudadanos destacados que dieron el ejemplo de salir adelante.
Además, miles de regios que pasan por Los Lermas, han contado sobre la buena actitud de don Francisco la cual les recuerda de las tradiciones y buenas costumbres que sus padres les dieron desde pequeños.
'Los Weros' otra historia por contar en 'el crucero del sabor' de Nuevo León
Luego de quedarse sin trabajo, don Manuel comenzó a vender jugos naturales en Nuevo León y desde entonces, ahora con su hijo, lleva más de 20 años refrescando a quien pase por el crucero. Aquí te presentamos su historia.
Se trata de Juan Manuel Rodríguez Galván de 62 años y Juan Carlos Rodríguez Garza de 39 años, mejor conocidos como "Los Weros"; ambos profesionistas y originarios de Cadereyta, quienes se levantan desde muy temprano a vender en los límites de Escobedo y San Nicolás.
Sin importar el frío, calor ni la lluvia, "Los Weros" salen de lunes a domingo de 9:00 de la mañana a las 4:00 p.m. a vender sus productos en un crucero, ubicado en avenida Sendero y Morenita Mía.
Comenzó el 2 de enero de 1999, cuando don Manuel, que trabajaba en una empresa de acero muy reconocida, fue despedido por un recorte de personal y, con las ganas de salir adelante, emprendieron este negocio.
Comenzaron a vender casa por casa los jugos, pero llegó un momento en el que se dejaron de vender, por lo que decidieron salir de su ciudad para llevar sus productos a toda la gente del Área Metropolitana, en un crucero que nombraron “el crucero del sabor”, en avenida Sendero y Morenita Mía.
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