Recientemente, el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM) anunció la desaparición de los boletos del Metro en papel, para ser sustituidos por la tarjeta de Movilidad Integrada (MI), en 2024. Antes de que esta modalidad deje de implementarse, te contamos su historia.
Historia de los boletos del Metro
El servicio de transporte público cuenta con su propio museo, inaugurado en 2017 en el transbordo de la estación Mixcoac de la línea 7 y 12.
El 5 de septiembre de 1969, en la estación Insurgentes de la Linea 1, el taquillero Carlos Chávez, ve dió el primer boleto a una mujer de nombre Gladis Pereira.
"Tenemos más de cuatro mil boletos en exhibición que pueden visitar. Hemos intercambiado muchos porque también se han vuelto objetos de culto para muchas personas que son fanáticas del metro", comentó Karla Herrera Anacleto, Encargada de Investigación Histórica del Museo de Metro.
Al principio de su historia, los primeros tirajes se imprimían en color anaranjado y no solo se podían obtener en las taquillas, también en tiendas departamentales, farmacias y mueblerías.
"Costaban un peso si los comprabas en plantillas de cinco, que eran de color naranja; si los comprabas por precio unitario te costaba 1.20, entonces eran de color blanco", continuó Herrera.
A lo largo de su historia, han habido diferentes boletos conmemorativos, siendo el primero en 1972 por la muerte de Benito Juárez, posterior por el aniversario del Metro, universidades, acontecimientos del país, homenajes y personajes icónicos.
De 1986 a 1995 salió a la venta de manera catorcenal, un boleto de plástico.
"Iban numerados y por colores, se vendía ‘el abono’ de plástico, venía con un cartoncito con las indicaciones y venía el número de abono... aquí lo pasabas en el torniquete y te lo volvía a regresar. Digamos era el antecedente justamente de la tarjeta de movilidad integrada, puntualizó.
¿Qué pasará cuando desaparezcan los boletos del Metro?
Una vez que el boleto deje de emitirse y venderse en definitiva, las taquillas no dejarán de existir ya que algunas personas, cómo los adultos mayores, les cuesta trabajo realizar una recarga en las máquinas despachadoras.
CMOG