El primer concierto será en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, donde se interpretará el “Réquiem” del compositor Maurice Duruflé, una obra que Aransay describe como “bellísima y muy importante por su cercanía con los organistas dedicados al servicio litúrgico".
Una pieza, dijo en declaraciones al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que ha trascendido ese ámbito para convertirse en una pieza clave del repertorio clásico, la cual fue estrenada en el “Día de todos los Santos”, en 1947, en Francia.
Durante dicha presentación, el director propone un concierto para coro y órgano, “la parte del instrumento presenta una dificultad tremenda, es como una orquesta entera que se conjunta con unos solos de barítono y mezzosoprano que son verdaderamente impresionantes, es muy, muy bella, es muy melódica”, puntualizó.
Además, mencionó, la obra se suscitará en un momento en que se está buscando consuelo, en el que todos están tratando de levantarse y otros están lamentando la perdida de sus seres queridos.