Jesús Sesma, diputado del Partido Verde y líder de la Comisión de Bienestar Animal del Congreso de la Ciudad de México, informó que se aprobó un dictamen para prohibir las corridas de toros en la capital, por lo que la iniciativa se llevará a votación en el pleno.
Sin embargo, algunos aficionados a esta actividad y asociaciones han mostrado su descontento con esta iniciativa, por lo que defendieron las corridas de toros, argumentando que es un espectáculo cultural con más de 500 años de historia de tradición en el país.
En TELEDIARIO te presentamos la historia de la tauromaquia en México.
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Primeros años de la tauromaquia en México
La tauromaquia es un espectáculo en el que se enfrenta a una persona contra un toro adentro de un espacio cerrado siguiendo una serie de normas, el cual llegó a la entonces Nueva España de la mano de los conquistadores.
Eso convierte a México en la nación con más historia de tauromaquia en el continente americano; además, es el segundo país con más plazas de toros en todo el mundo, quedando únicamente detrás de España.
Cabe destacar que los bovinos fueron introducidos en el continente americano por los conquistadores españoles, donde antes de ser utilizados en las corridas, eran empleados como alimento y para el uso de sus pieles para vestimentas de la población.
De acuerdo con una investigación realizada por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la primera corrida de toros en la entonces Nueva España se llevó a cabo el 24 de junio de 1526, cuando se festejó el regreso de Hernán Cortés a las Hibueras, actualmente Honduras.
Sin embargo, específicamente en el territorio mexicano, según el libro La Fiesta Brava, del autor Guzmán Romano, la primera corrida de toros se celebró el 24 de junio 1523.
Pese a que se celebró esas dos corridas de toros, las autoridades de la Nueva España constituyeron legalmente las corridas de toros en 1529, por lo que para celebrar el nombramiento de Antonio Mendoza como el primer virrey de la Nueva España se celebró otro espectáculo de este tipo en 1535.
Luego de las primeras corridas de toros, éstas se volvieron en una tradición para las fiestas grandes en la Nueva España, pues los virreyes eran aficionados a la tauromaquia; sin embargo, en esos años todavía no se contaba con plazas de toros construidas, por lo que se celebraban en escenarios improvisados hechos con tablas para evitar que los bovinos escaparan.
La tauromaquia en la Guerra de Independencia
En el libro Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana, Francisco Coello Ugalde escribió que durante los siglos de 1700 y 1800, las corridas de toros se transformaron a como las conocemos ahora, es decir, con el torero enfrentando al ejemplar a pie, ya que antes se realizaba con éste a bordo de un caballo, normalmente.
“Durante los siglos XVII y XVIII se dieron las condiciones para que el toreo a pie apareciera con todo su vigor y fuerza. Comenzó a darse un inusual crecimiento del ganado vacuno en gran parte de nuestro territorio (…) algunas representaciones se ejecutaba el empeño de a pie, común en aquella época, forma típica que consistía en un enfrentamiento donde el caballero se apeaba de su caballo para, en el momento más adecuado, descargar su espada en el cuerpo del toro ayudándose de su capa, misma que arrojaba al toro con objeto de ‘engañarlo’”, dice Francisco Coello Ugalde.
La investigación de la Universidad Autónoma de San Luis considera que, durante su vida, Miguel Hidalgo y Costilla fue un ganadero de reses bravas de toros, pues la tauromaquia estaba era una tradición expandida por todo el país.
Tal era la afición del cura hacia la tauromaquia que, según apuntes históricos de la ciudad de Dolores, estado de Hidalgo, días antes del Grito de Dolores, Hidalgo, Allende y Aldama organizaron una corrida de toros en la plaza de gallos.
Cuando inició la Guerra de Independencia en el país, las corridas de toros dejaron de celebrarse.
Dicha prohibición no le impidió a los toreros famosos como Tomás Venegas “El Gachupin Toreador”; Pedro Montero; Juan Sebastián “El Jerezano”; y Miguel García surgir en el país, señaló el libro La Fiesta Brava, del autor Guzmán Romano.
Prohibición de la tauromaquia
Francisco Coello Ugalde indicó que, debido a motivos administrativos, las corridas de toros fueron canceladas y prohibidas en México entre los años 1867 y 1886; en 1887, intensificando su presencia en todo el país con una nueva generación de aficionados.
Tauromaquia en la actualidad
Tauromaquia Mexicana y el mismo Francisco Coello Ugalde consideran a las corridas de toros como una tradición en México, llegando a recintos construidos específicamente para este espectáculo y representando un trabajo para miles de personas en todo el país.
Específicamente, activistas a favor de la tauromaquia en México informaron que las corridas de toros generaron un flujo económico mayor a los 6 mil 900 millones de pesos antes de la pandemia por covid-19, es decir, en 2019.
La asociación civil Tauromaquia Mexicana informó que las corridas de toros son una actividad que generó más de 80 mil empleos directos y 146 mil indirectos, además de contabilizar más de 800 millones de pesos al estado en forma de impuestos.
Sin embargo, activistas a favor de los animales y la Comisión de Bienestar Animal consideran a las corridas de toros como una actividad de tortura hacia los animales, por lo que afirmaron que seguirán impulsando las iniciativas para que sean aprobadas en el Congreso de la Ciudad de México y así prohibir la tauromaquia en la capital.
KT