El Real Madrid impuso la ley de Walter Tavares y la ley del rebote desde el salto inicial, lo que derivó en un 11-4 a los 5.30 minutos con 8 puntos del pívot caboverdiano, además de 4 rebotes, 3 ofensivos, y un tapón.
El Baskonia, más duro en defensa que en el primer partido, se mostró fallón en ataque y blando en los rebotes, con lo que el 18-15 con el que finalizó el primer cuarto casi fue bueno para sus intereses.
Los triples apenas aparecieron, 0 de 4 el Real Madrid y 1 de 6 los vitorianos.
La salida del segundo acto fue crucial con un 13-0 local, inaugurado con 5 puntos seguidos de Rudy, un triple de Adam Hanga desde casi el centro del campo al límite de la posesión y otro más de Anthony Randolph.
El equipo vitoriano llegó a perder por 16 puntos, 31-15 (m.14.30), aunque la reacción llegó de la mano de Simone Fontecchio hasta conseguir un parcial similar, 0-11, hasta el 31-26 en apenas dos minutos.
La salida de Juan Núñez, que este sábado cumplió 18 años, cerró el parcial con 5 puntos seguidos. El juego se estabilizó y los equipos se marcharon a vestuarios con 40-30 en el luminoso.
El Real Madrid siguió dominando el rebote, 25-18, y el Baskonia fallando en el tiro, 2 de 13 en el triple.
La salida del tercer cuarto fue más tranquila en el marcador, con ambos equipos intentando frenar en defensa al rival, aunque con ventaja madridista 6-2 en los primeros 4 minutos, que se transformó en un visto y no visto en un 50-32, ante la frustración de Wade Waldwin.
En el ecuador del tercer acto la cuarta personal de Waldwin pareció dejar al equipo vitoriano maniatado ante un Real Madrid poco brillante pero seguro y férreo atrás. Solo Vanja Marinkovic tiró un poco de genio para intentar amortiguar el marcador (66-45).
El Real Madrid, con Hanga a los mandos, rompió definitivamente el partido con un 75-47 en el minuto 32, lo que permitió a Pablo Laso gestionar los minutos de sus jugadores. Thomas Heurtel salió a la cancha los 3 últimos minutos. No lo hacía desde el 31 de marzo.
Al final, 83-71 y un 2-0 muy claro para el Real Madrid ante un Baskonia fundido física y anímicamente.
MN