Hungría tendrá que jugar su próximo partido por las eliminatorias de la Copa Mundial sin público en castigo por los incidentes racistas protagonizados por sus aficionados durante el choque con Inglaterra en Budapest el 2 de septiembre.
Así lo dispuso la FIFA, que además aplicó a los húngaros una multa de 200.000 francos suizos (unos 217.000 dólares), uno de los castigos económicos más duros jamás dispuestos por el organismo rector del fútbol.
Hungría ya tiene pendiente una prohibición de espectadores de dos partidos a cumplirse en junio del año que viene, en la Liga de las Naciones, también por actitudes racistas de su afición.
La comisión disciplinaria de la FIFA determinó que hubo “actitudes racistas de parte de numerosos aficionados” durante el partido contra Inglaterra, dirigidas a Raheeem Sterling y Jude Bellingham, quienes son de raza negra.
El castigo de la FIFA en realidad es por dos partidos, pero dejó el segundo en suspenso. Se hará cumplir si los aficionados húngaros incurren nuevamente en gestos racistas en los próximos dos años.
AZ.