La larga historia de violencia en el futbol en Indonesia

La tragedia del fin de semana en Indonesia pega a una nación que tiene programada ser sede de la Copa del Mundo Sub 20 en el año venidero.

Indonesia será sede de la Copa Mundial Sub 20 en el 2023.
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La sede de la Copa Mundial Sub20 del año que viene fue un enorme logro para Indonesia, que hizo pensar que un torneo exitoso ayudaría a dejar atrás los problemas que han plagado el fútbol en esta nación de 277 millones de habitantes.

La muerte de al menos 125 personas en un partido entre Arema FC y Persebaya Surabaya el sábado pasado, sin embargo, es un recordatorio de que Indonesia es uno de los países donde resulta más peligroso asistir a un encuentro de fútbol.

“Hay que recordar que la Copa Mundial Sub20 de la FIFA es un evento mundial, con (la participación) de 24 países de cinco continentes”, dijo el presidente indonesio Joko Widodo el mes pasado al plantear la necesidad de una organización inmaculada.


El sábado, no obstante, se suspendió la liga nacional y Widodo ordenó al ministro de deportes, el jefe de la policía nacional y la federación de fútbol que investiguen a fondo lo que sucedió en el estadio.

El fútbol es una pasión nacional en Indonesia, el primer país asiático que participó en una Copa Mundial, la de 1938, como Indias Orientales Holandesas. Pero su selección nunca volvió a clasificarse debido a la corrupción, violencia y desorganización.

Save Our Soccer, organización que monitorea lo que sucede en el fútbol indonesio, dijo que 78 personas fallecieron en incidentes relacionados con el fútbol en los últimos 28 años.

Generalmente se atribuye estos episodios a grupos de hinchas violentos muy allegados a los clubes, que a veces cuentan con miles de miembros.

La rivalidad de Arena y Surabaya es tal que no se permitió la presencia de hinchas visitantes en el estadio del primero. Igualmente, los locales perdieron 3-2 y algunos de los 42.000 aficionados presentes tiraron botellas y otros objetos e invadieron el terreno, motivando la intervención de la policía.

Las restricciones a la presencia de aficionados no impidieron incidentes violentos en el pasado. En 2016 se prohibió el ingreso de hinchas de Persib Bandung a un partido con Persija Yakarta. De todos modos, falleció un aficionado de Yakarta y se responsabilizó a los hinchas visitantes.

El mes previo, aficionados de Yakarta habían matado a golpes a un hincha de Persib.

Los aficionados se quejan de que las autoridades actúan con demasiada fuerza y volvieron a hacerlo durante el fin de semana. Testigos dijeron que golpearon a mucha gente con sus bastones y tiraron granadas de gas lacrimógeno a la multitud. En 2016 la policía fue acusada de matar a Muhammad Fahreza, de 16 años, durante un partido entre Persija y Persela Lamongan, lo que dio lugar a manifestaciones de protesta en las que se exigió el fin de la brutalidad policial.

“La policía a cargo de la seguridad violó las normas de la FIFA”, afirmó el analista de fútbol Akmal Marhali, aludiendo al uso de gases lacrimógenos contra los aficionados que invadieron el terreno de juego tras la derrota del conjunto local. Esto motivó una estampida de gente que intentaba salir del estadio.

“La Asociación de Fútbol de Indonesia también puede haber actuado con negligencia al no informar a la policía que las medidas de seguridad que se aplican en los estadios no son las mismas que se aplican durante manifestaciones”, agregó Marhali.

La FIFA desaconseja el uso de gases lacrimógenos adentro de los estadios.

La asociación de fútbol ha tenido muchos problemas para manejar el deporte.

En 2007 Nurdin Halid fue detenido por corrupción, pero pudo seguir como presidente de la entidad hasta 2011. Cuando se le prohibió postularse para otro mandato, surgió otra liga, una nueva federación y una nueva selección.

El caótico manejo del fútbol continuó hasta que la FIFA suspendió a Indonesia en 2015. Su asociación fue readmitida por la organización rectora del fútbol al año siguiente.

Recibir la sede del mundial juvenil de 2019 fue vista como un voto de confianza a Indonesia. Y en junio de este año una delegación de la FIFA visitó el país para ver cómo marchaban los preparativos y se mostró satisfecha.

“Nos complace ver cómo va todo”, declaró Roberto Grassi, director de los torneos juveniles de la FIFA. “Ya se hicieron muchas mejoras. Fue una visita alentadora. Confiamos en el trabajo de todos los involucrados”.

El estadio Kanjuruhan, donde se produjo la tragedia del sábado, no figura entre las sedes del mundial juvenil. Pero sí habrá partidos en el estadio vecino de Surabaya.

La FIFA no comentó por ahora la tragedia y no se sabe si afectará de algún modo la realización del mundial juvenil. Pero es previsible que la estampida perjudique las posibilidades de Indonesia de ser sede de la Copa de Asia en 2023, a la que se postuló como sede. Compite con Corea del Sur y Qatar, que se postularon también después de que China desistió de organizar el torneo en mayo.

La Confederación de Fútbol de Asia anunciará la nueva sede el 17 de octubre.

Indonesia ya fue una de las cosedes del torneo, en el 2007, junto con Tailandia, Malasia y Vietnam. Albergó la final en Yakarta, en la que Irak derrotó a Arabia Saudí.

Esa fue la última vez que montó un torneo grande.

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