La selección neerlandesa se aferró a sus opciones de clasificación y seguirá dependiendo de sí mima para lograr el billete para la Eurocopa de Alemania 2024, tras imponerse este lunes por 0-1 a Grecia, gracias a un gol de penalti de Virgil van Dijk a los 93 minutos.
Un postrero tanto que premió la mayor ambición de los de Ronald Koeman, que dispusieron de otra pena máxima en la primera mitad y que no supo aprovechar el delantero Wout Weghorst para haber resuelto mucho antes la contienda.
Pero si el portero local Odysseas Vlachodimos, de largo el mejor jugador de la selección griega, adivinó a los 28 minutos el lanzamiento desde los once metros, nada pudo hacer en la prolongación por impedir que Van Dijk firmase de penalti el definitivo 0-1, que situó a los Países Bajos en la segunda plaza del grupo B por detrás de la ya clasificada Francia.
Una victoria que pareció dispuesto a impedir el guardameta heleno, que dejó sin premio el control del juego de los "oranje" en una primera mitad en la que el conjunto griego, que dirige el uruguayo Gustavo Poyet, apenas fue incapaz de generar el más mínimo peligro.
Todo lo contrario que los Países Bajos que no sólo se adueñaron de la posesión del balón, sino que no dejaron de llegar al área rival, donde los neerlandeses se toparon una y otra vez con el guardameta Vlachodimos.
De hecho, el portero del Nottingham Forest no sólo detuvo el penalti lanzado por Weghorst, sino que privó antes y después del gol al conjunto neerlandes, con dos grandes paradas a lanzamientos de Tijani Reijnders, en el minuto 22, y de Steven Bergwijn, en el 45.
Un Bergwijn, uno de los dos cambios introducidos por Koeman en el once inicial con relación al equipo que cayó el pasado viernes por 1-2 ante Francia en Ámsterdam, que volvió a estrellarse con el guardameta local en el arranque de la segunda mitad.
Errores que parecieron condenar a la selección neerlandesa a un empate, que si bien permitía a los de Koeman seguir dependiendo de sí mismo, parecía insuficiente ante los méritos del conjunto visitante.
Pero cuando todo encaminado al empate sin goles llegó a los 89 minutos el penalti de Vangelis Pavlidis que Virgil van Dijk, tras unos minutos de tensión por la revisión del VAR, se encargó de convertir definitivo 0-1, que desató los nervios del conjunto griego y de su entrenador, el uruguayo Gustavo Poyet que vio la tarjeta roja, conscientes de haber desaprovechado una gran ocasión de acercarse a la Eurocopa.
AM