De nuevo Mohamed Gabaski, como en octavos de final frente a Costa de Marfil, se erigió como el héroe de Egipto, que se clasificó para la final de la Copa África gracias a una excelsa actuación de su portero en la tanda de penaltis, en la que detuvo dos lanzamientos para dar la victoria a su selección.
Las paradas de Gabaski ya no son un acto de suerte para Egipto, que hace días gozó de la titularidad de su guardameta por la lesión del titular en octavos de final, Mohamed El Shenawy. Entonces, la aparición de Gabaski en la tanda de penaltis fue providencial y se ha mantenido en su sitio como un portero de garantías.
Camerún, después de Costa de Marfil, fue la siguiente víctima de Gabaski. Después de un empate sin goles, los penaltis decidieron el billete para la final y el anfitrión acabó condenado después de fallar tres de sus intentos. Harold Moukoudi y James Lea Siliki se encontraron con dos estiradas de Gabaski, mientras que Clinton N'Jie mandó a las nubes el cuarto lanzamiento camerunés. Egipto no falló ninguno y consiguió su premio.
Ahora, Senegal ya tiene rival. Se enfrentará a "Los Faraones" el próximo domingo en el estadio Paul Biya de Yaundé. Peleará por el título ante una selección que ya sabe lo que es ganar la Copa África y que sufrió para pasar de ronda en un duelo que perfectamente podría haber sido una final anticipada.
Tanto Camerún como Egipto pelearon sin tregua por dejar atrás las semifinales. Sobre el césped, lucían doce trofeos, los cinco de Camerún y los siete de Egipto. Casi nada. Dos gigantes del fútbol africano frente a frente y en un ambiente ensordecedor favorable para el anfitrión, que durante la primera parte pasó por encima de su rival.
Camerún, durante los primeros 45 minutos, fue el total dominador del encuentro. Acumuló todas las ocasiones claras frente a un rival desbordado y cuyo mejor hombre, Mohamed Salah, estaba totalmente anulado. Apenas pudo hacer nada, más que mirar y esperar no marcharse al vestuario con el marcador en contra para poder voltear la situación en la segunda parte.
Los hombres de Carlos Queiroz aguantaron el vendaval, pero recibieron muchos sustos. El más potente lo dio Michael Ngadeu, que que mandó al larguero de la portería defendida por Gabaski un cabezazo a la salida de un córner que se quedó sin premio por muy poco. Pero no fue el único, también lo intentó sin éxito Vincent Aboubakar, pero la falta de puntería salvó a Egipto.
Fue Salah quien tuvo la oportunidad más clara para Egipto. Inexplicablemente, el jugador del Liverpool la desperdició. En velocidad, en un mano a mano ante Onana, prácticamente vendido a media salida, intentó regatear al portero camerunés, que, sin embargo, aguantó el intento de Salah y salvó a su selección por los pelos.
Antes de la prórroga, a Egipto a un le quedó otro cartucho. Oum Gouet, con un golpeo violento, estuvo a punto de celebrar el tanto de Egipto, pero su intento se marchó fuera por muy poco. Quedaban veinte minutos para el final y aún hubo tiempo para una expulsión, la de Carlos Queiroz, que se tuvo que marchar por protestar.
Los penaltis fueron inevitables y en ellos Gabaski pasó de ser un héroe por accidente por la lesión de un compañero a convertirse en un héroe con mayúsculas. Sin duda, si Egipto gana la Copa África, parte de culpa será del portero de "Los Faraones", de momento más decisivo que su estrella, Mohamed Salah.
MN