Kate Greville, la expareja de la leyenda del Manchester United, Ryan Giggs, describió este martes entre lágrimas el comportamiento "agresivo" del antiguo futbolista, a quien se le acusa de violencia machista.
Giggs, de 48 años, que conquistó dos Ligas de Campeones con la camiseta de los Red Devils y que entrenaba hasta hace poco a la selección de Gales, asistió en el banquillo de acusados al segundo día de su proceso ante un tribunal de Manchester.
El excentrocampista se declara inocente de los cargos que le imputan, por los que se enfrenta a una condena de hasta cinco años de cárcel. En concreto, está acusado de agredir a su exnovia, Kate Gerville, en 2020.
Giggs deberá defenderse también de un delito de comportamiento de control durante su relación, que comenzó en 2017.
Un día después del inicio de un proceso altamente mediatizado, el jurado visionó imágenes de una entrevista a Greville de la policía.
Algunas veces entre lágrimas, esta responsable de relaciones públicas, de 36 años, que conoció a Giggs por su trabajo, relató que "estaba locamente enamorada de él", pero que "hubo señales de alerta, claramente", desde el principio.
Esta entrevista se realizó en noviembre de 2020, después de que los agentes acudieran al domicilio de la pareja por una disputa violenta.
La acusación afirma que Giggs, durante este incidente, golpeó en la cabeza a Greville, hiriéndola en los labios, y asestó un codazo en la mandíbula a su hermana, quien intervino para defenderla.
El abogado del exfutbolista, Chris Daw, declaró el lunes que su cliente "no había recurrido a ningún tipo de violencia ilegal", al señalar que Giggs había reconocido que su comportamiento "a nivel moral estaba lejos de ser perfecto".
Greville detalló sus sospechas de infidelidad, subrayando que Giggs lo negaba agresivamente, bloqueando su número e ignorándola, antes de suplicarle que regresara.
"Era como una lucha mental constante. Empecé a sentir una ansiedad horrible", precisó.
Greville también contó una reyerta en un hotel al principio de su relación en 2017, en la que aseguró que Giggs "explotó" y la arrastró desnuda al pasillo, donde tiró lo que contenía su maleta.
La exnovia también confesó entre sollozos que tuvo pensamientos suicidas: "No quería seguir más".
Greville narró que Giggs la volvió 'paranoica', consiguiendo que se preguntara incluso si estaba "tarada". "Solo era ingenua, vulnerable, supongo", subrayó.