Lautaro Martínez se convirtió este domingo en el verdugo interista del Milan con el gol de la victoria en el 'Derbi della Madonnina' (1-0) y agravó la herida de un Milan que sigue en caída libre, con siete partidos seguidos sin ganar, eliminado de la Copa y goleado en la final de la Supercopa por el conjunto 'nerazzurri'.
No saltaron dos equipos al Giuseppe Meazza, solo jugó el Inter. Al menos esa fue la sensación durante la primera mitad. El actual campeón del 'Scudetto' ha perdido toda seña de identidad, todo aquello que tuvo la pasada campaña que le hizo estar en lo más alto. Son los mismos jugadores, el mismo entrenador, pero un equipo diferente, sin pulso.
Tanto que Onana no recibió disparos en la primera mitad. Y ninguno a puerta en 90 minutos. El meta vio desde muy lejos la acción del partido, siempre en el área milanista, con Tatarusanu desbordado ante todos los disparos recibidos, ante la sensación de peligro constante que dio un Inter que, pese al dominio y la superioridad, no exhibió su mejor versión. El problema del Milan, con la Liga de Campeones a la vuelta de la esquina, es grave.
Optó Pioli por un cambio de esquema ante la evidente crisis de juego que atraviesa el conjunto 'rossonero'. Cambió a defensa de tres centrales y dos carrilleros para colocar arriba a Giroud y Origi. Prescindió de Leao. Nada surtió efecto, el Milan volvió a ser muy inferior a su rival, predecible, estéril y desprovisto de competitividad.
Y es que se notó desde el principio cuál iba a ser el guion del partido, justo desde el momento en el que Lautaro obligó a Tatarusanu a mostrar sus reflejos en el minuto 5 tras una gran combinación 'nerazzurri', que con personalidad desarmó en la mayoría de ocasiones el desordenado entramado defensivo milanista.
El gol no se hizo esperar. Lautaro, capitán, volvió a evidenciar su grandísimo estado de forma con otro gol, el cuarto en un derbi de Milán, el duodécimo en lo que va de temporada, con el que empata a Lookman en el segundo puesto de máximos goleadores. Lo hizo en el ocaso del primer acto, rematando un saque de esquina lanzado por Calhanoglu.
La mejor noticia para el Milan fue el resultado, corto para lo que podría haber sido. Intentó Pioli revivir a su equipo dando entrada a Brahim para mejorar la inexistente circulación de la primera parte y a Leao para encomendarse a su figura en ataque. No surtió demasiado efecto, pero con el paso de los minutos el Inter se fue relajando y el Milan se volcó en ataque.
Apretó el conjunto de Pioli en los últimos minutos. Y no tanto por su mejoría, que también, sino por la caída del Inter, que sigue teniendo problemas para cerrar los partidos y que se agarra al gran momento de Lautaro para mantenerse segundo en la tabla.
Pero la reacción fue mínima. Y tardía. De hecho, provocó que el Inter gozara de todavía más ocasiones que bien desaprovechó o el VAR anuló. El Inter reafirmó con la importante victoria su mandato en la ciudad de Milán. El Milan, sexto en la tabla, se hunde. Sigue sin pulso.
Rja