El Napoli se recompuso este domingo de la dolorosa derrota de la pasada jornada ante el Milan con una victoria por la mínima ante el Lecce (1-2), con un gol en propia puerta provocado por un error garrafal del meta local.
Lo que prometía ser un partido tranquilo para el conjunto napolitano, se presentó como un nuevo desafío a falta de escaso días para jugarse un puesto en las semifinales de Liga de Campeones ante un Milan que arrasó el pasado fin de semana.
Y es que saltó el Lecce motivado al Via del Mare, dispuesto a intentar sacar rédito de las dudas del líder absoluto de la Serie A, de ver si el bajón fue simple casualidad o un síntoma de caída. De hecho, la primera gran ocasión del choque corrió a cargo de Maleh con una medio volea obligó a Meret a despejarla con la palma de la mano a saque de esquina.
No estaba siendo un partido fácil para los visitantes, pero no es un equipo que necesite mucho para poder hacer daño. Además de sus muchos recursos tácticos, también aprovechan el balón parado. Llegó el primer tanto del choque en el minuto 17, un remate de Di Lorenzo en una segunda jugada de un saque de falta lateral. El capitán, que aprovechó el error de marca de la zaga local, volvió a aparecer en un momento clave, desbloqueando un encuentro en el que la victoria en sí era más importante que el cómo.
Kvaratskhelia celebró con rabia. El gol fue una vía de escape y una manera de quitarse la presión de encima. Por delante en el marcador, el Napoli estaba en su hábitat natural.
No duró demasiado la alegría. Y es que el Lecce empezó a apretar y, nada más comenzar el segundo acto, encontró recompensa. Di Francesco cazó el rechace de su compañero Kjulmand, que se topó con el larguero, e hizo el empate. Las caras de los partenopeos tornaron sombrías. No estaba siendo un buen partido el de los de Luciano Spalletti, y el gol complicó las cosas.
Pero esta temporada casi todo va de cara para los del sur de Italia. Esta vez no fue una genialidad de 'Kvara', no fue una jugada coral, no fue un disparo lejano de Zielinski o Anguissa. Simplemente fue un poco de fortuna. La que no tuvo Gallo al despejar y que el balón fuera directamente a su propia puerta, manso para un Falcone que cometió un error garrafal y dio la victoria a los visitantes en el minuto 64.
Aguantó el Napoli el resultado y, después de protestar al árbitro que pitara el final cuando Politano iba disparar sin portero para hacer el tercero, celebró una victoria más importante de lo que parecía. El 'Scudetto' está a tiro y las mentes ya están en el miércoles, en los cuartos de final de Liga de Campeones.
MPP