Dicen que para el amor no hay distancias y el pequeño Rigoberto Jr Trigo tiene este dicho claro con un sentimiento inquebrantable: ser aficionado de Tigres y especialmente de Nahuel Guzmán.
Con 12 años, Rigo es el portero titular de la Academia Oficial de Tigres de Río Grande Valley, lo que le ha generado un lazo especial con el club y también con el arquero argentino, a quien conoció gracias a la pretemporada en McAllen.
Mientras que presumía a Canal 6 Deportes cada una de sus preciadas pertenencias en un cuarto que parece un búnker felino en su domicilio en Mission, Texas, el arquero reveló con anhelo su máximo deseo es ser portero profesional como el “Patón”.
“Lo que yo puedo hacer para ser Nahuel es echarle ganas, tratar bastante”, dijo el pequeño Rigo.
“Estaba bien feliz, tenía una sonrisa en mi cara (de verlo en el entrenamiento). Es un sueño que nunca espere hacer, como conocí a casi todos los jugadores”.
El segundo de tres hermanos presume tener cuadros de Tigres, jerseys, guantes firmados por el propio jugador y hasta tachones fabricados en casa… todo un museo para cualquier aficionado de hueso colorado.
Su familia ha apoyado fielmente el deseo del arquero en potencia, comprando camisas, guantes, porterías y llevándolo a cada uno de sus partidos.
Rigoberto Rigo y Albeza Rigo han manejado horas en carretera para llevarlo a los partidos, realizar manualmente productos de Tigres para mantener latente el suelo del niño.
“Para mí fue una bendición, verlo a él… cada mamá quiere lo mejor para ellos, entonces, verle su cara de felicidad para mí eso es lo mejor. Desde chico siempre mi familia fue aficionada”, aseguró Albeza, su madre.
“Él es el aficionado, es el Tigre de la casa, si por él fuera de la pasara jugando con el profe Ivan las 24 horas, es una emoción muy grande”, mencionó el papá.
Incluso su hermana, Anaixa, de 14 años, se dijo orgullosa por el sueño de su hermano, a quien acompaña en cada uno de sus partidos.
Tigres ha despertado la nostalgia de los aficionados mexicanos que viven en Estados Unidos, pero también ha cultivado la emoción de los más pequeños que los observan con ilusión.
Rja