Los goles Paulo Dyabala y Chris Smalling sirvieron al Roma de Mourinho, en su retorno al Meazza, para reponerse al inicial de Dimarco (1-2) y alargar de esta manera la crisis de juego y resultados en la que se ve envuelto un Inter opaco, sin brillantez y que echa de menos a Lukaku en ataque.
Sendos equipos llegaron al duelo del Giuseppe Meazza con dudas. El Roma, sexto tras su derrota ante el Atalanta, el Inter un puesto por debajo tras su derrota frente a Udinese. El primer tiempo, lejos de despejar dudas para alguno de los equipos, las acrecentó.
Avisó el Inter por medio de Dzeko en el minuto 10 con un tanto que a la postre fue anulado por fuera de juego en una jugada que evidenció una brutal falta de contundencia defensiva por parte del Roma, endeble e indecisa en la frontal del área propia.
El aviso dio paso al despertar de los de Mourinho, sentado -por sanción- en la grada de un estadio del que un día fue dueño, allá por 2010, cuando ganó el triplete con el equipo al que esta noche hundió en su particular crisis. Se igualó la contienda, que se quedó sin un dueño claro durante el tiempo restante en la primera mitad.
Las acciones individuales fueron la única manera de generar peligro hasta que, a la media hora de partido, el Inter conectó. Barella, lejos del nivel mostrado en la campaña pasada, interpretó a la perfección el desmarque que Dimarco había tirado rompiendo hacia dentro, sorprendiendo a Celik, y le cedió el cuero de manera precisa para que el italiano continuara con su momento dulce, ese que comenzó con la selección italiana el pasado lunes en el choque ante Hungría y que fue clave para el pase a la 'final-four' de Liga de Naciones.
Mourinho optó para el choque por mantener su doble pivote con Matic y Cristante, sacrificar a Abraham en punta y meter de inicio a un Dybala que llegó tocado y que a los 60 minutos tuvo que ser sustituido, de nuevo visiblemente dolorido.
Se la jugó el técnico luso. Respondió la 'Joya' con el empate. Gol ante un equipo que le pudo fichar en verano, pero que no se decidió. Spinazzola robó sobre Barella, levantó la cabeza y puso un balón perfecto desde el perfil zurdo a las botas de Dybala, que rubricó una potente volea picada que botó y complicó la trayectoria a Handanovic. La contienda inició de nuevo.
Salió mejor el Inter en el segundo acto. Pudo, de hecho, adelantarse en el marcador en varias ocasiones. La más clara, un disparo al larguero de Calhanoglu, que guarda en su pierna derecha y en el balón parado una de sus mejores cualidades. El turco se inventó un zapatazo desde la frontal que repelió el travesaño en el minuto 63 y que animó a los 'nerazzurri' a ir a por el partido.
Asllani, novedad en el once de Inzaghi tras la baja de Brozovic, probó desde la frontal con un disparo que se fue por muy poco. Fueron los mejores minutos del Inter, con Lautaro muy suelto y metiendo en problemas a la zaga 'giallorossa', que se cargó de tarjetas por culpa del 'Toro' Martínez.
Sin embargo, cuando mejor estaba el Inter y más sufría el Roma, llegó el gol salvador de los romanistas. Smalling acudió al rescate en el 75 con un testarazo, marca registrada, a centro preciso de Pellegrini, con el que nada pudo hacer Handanovic vendido bajo palos.
Finalizó el partido en Milán. Respiró el Roma. Mourinho salió con tres puntos de la que fuera su casa y se coloca cuarto a la espera de lo que hagan sus vecinos del Lazio y el Milan, a los que cede la presión. El Inter se queda séptimo, fuera de puestos europeos, a merced de lo que haga el Juventus.
AM