El belga Romelu Lukaku rescató este martes al Inter con un gol de penalti en el descuento con el que empató el inicial del colombiano Juan Cuadrado, en un partido que acabó con una tangana multitudinaria y hasta tres expulsados, lo que manchó la imagen de lo que había sido un igualadísimo intercambio de golpes en el clásico de Italia.
Juve e Inter se dieron cita este martes en la ida de las semifinales en una clara diferencia de dinámicas. La 'Juve' llegaba con las buenas sensaciones de un 2023 para enmarcar en el que solo ha perdido tres partidos y en el que lleva, con esta, seis victorias seguidas. El Inter, en cambio, se presentó en el Juventus Stadium con cuatro partidos seguidos sin conocer la victoria, pero con el aliciente de ser el actual campeón copero, precisamente gracias a tumbar en la final al combinado que hoy hurgó en su herida.
Pero lo que se antojaba como un gran partido con una final en juego, acabó empañado por la actitud de ambos equipos en los minutos finales, con encontronazos entre varios jugadores que se alargaron hasta el túnel de vestuarios.
Comenzó tenso el encuentro, muy parejo, con dominio repartido y con varias ocasiones para sendos equipos, incapaces de acertar en el primer acto. Di María dio el primer aviso en la primera jugada, Brozovic respondió con un disparo desde la frontal, Dimarco lo intentó con el balón parado y Kostic y Cuadrado pusieron el peligro juventino por las bandas.
El partido tornó rápidamente en un ida y vuelta en el que ninguno consiguió estabilizar el ritmo del balón. Allegri dio entrada en la segunda mitad a Chiesa y Milik para sustituir a unos desapercibidos Vlahovic y Di María, buscando más presencia ofensiva. Funcionó el plan del técnico italiano.
Llegó el partido con la igualdad inicial a los últimos compases, pero apareció Cuadrado por el perfil diestro para aprovechar el fallo de Gosens en la marca y batir a Handanovic. Explotó el Juventus Stadium a escasos siete minutos para el final con el gol del colombiano, que parecía encaminar una eliminatoria más que igualada.
Pero el Inter, tirando más de orgullo que de juego, negándose a encajar una nueva derrota, empujó con centros laterales en busca de Lukaku, o en su defecto de un rematador que se convirtiera en salvador. No encontró la testa de ningún interista, pero encontró oro el conjunto visitante. Bremer falló en un remate intentando despejar y el balón impactó en su brazo. Lukaku no falló desde los once metros y puso el empate sobre la bocina.
Sin embargo, el partido estuvo lejos de acabar en ese momento. Y es que el ariete celebró el tanto mandando callar a la afición, provocando una tangana con el autor del tanto juventino que el colegiado saldó con amarilla para ambos, pero Lukaku ya tenía de una fea entrada previa.
Cuando se calmaron las aguas con Lukaku y el árbitro pitó el final, aparecieron en escena Cuadrado y Handanovic en lo que parecía ser una charla de capitanes para poner paz entre ambos combinados que acabó en un nuevo encaramiento. Dos expulsiones más.
El Inter consiguió el empate por la mínima, Lukaku rescató a los suyos y les dio el empujón de moral que necesitan para este tramo clave de la temporada, pero el episodio final, que se alargó en los vestuarios, opacó lo que había sido una igualada semifinal de copa entre dos de los equipos más históricos de Italia. San Siro dictará sentencia en la vuelta.
Rja