En el mundo del deporte, es común ver a los atletas llegando al éxito, pero, en muchas ocasiones, ignoramos todo lo que estos han tenido que vivir para lograrlo, así como toda la preparación y entrenamiento que han llevado a cabo con el fin de llegar de la mejor manera a su respectiva competencia.
Para esto último, una parte fundamental son las personas que se encargan de entrenar a los atletas, pues son ellos quienes les brindan todas las herramientas que necesitan para poder desarrollar su talento, mismo que, tal vez sin ellos, no podrían explotarlo como lo han hecho hasta ahora.
Gabriel Mezquitán es uno de estos entrenadores que ha dedicado gran parte de su vida a preparar y llevar al éxito a para atletas, es decir, deportistas que cuentan con alguna discapacidad, misma que en lugar de detenerlos, los motiva a demostrar que son capaces de lograr grandes cosas, como ganar una medalla de oro en una justa olímpica y poner el nombre de su país en lo más alto.
Sin embargo, para este entrenador las cosas no han sido tan fáciles, pues sus inicios en el deporte no fueron lo que se puede decir “normales”, ya que llegó de pura casualidad y, en un principio, tuvo que lidiar con varias dificultades, entre ellas, la falta de dinero, la cual, a la larga, lo obligó a buscar otra fuente de ingresos, encontrando en la plataforma de Uber la opción ideal para solventar aquellos gastos que a veces con su sueldo de entrenador no podía.
A la fecha, Gabriel continúa con su labor como preparador de para atletas, profesión que comparte con la de ser socio conductor de Uber.
Llegó por casualidad, pero encontró su lugar en el mundo
La llegada de Gabriel al mundo del para atletismo fue en el año 2001, sin embargo, ésta no se dio bajo las circunstancias más normales, pues, si bien, él siempre estuvo interesado en el atletismo, saliendo a correr todos los días, aún a pesar de que su padre no estaba de acuerdo en que lo hiciera, pues creía que el deporte era “para flojos” y que no le iba dejar nada bueno, su primer acercamiento con atletas con discapacidad fue, como él lo describe, totalmente “fortuito”.
“Todas las tardes iba a entrenar a la Unidad Revolución (en Jalisco), y ahí en la pista entrenaban personas sordas, y yo los veía entrenar todos los días, haciendo señas con sus manos y pues me llamó la atención”.
El ver a estas personas con discapacidad auditiva entrenando todos los días, a pesar de las “dificultades” que pudieran tener, y la manera en la que estos se comunicaban, le llamó tanto la atención a Gabriel que decidió meterse a clases de lenguaje de señas, esto luego de ver un letrero en la calle en el que se ofrecían.
A la par que tomaba sus clases de lenguaje de señas, Gabriel se encontraba tomando un curso de Atletismo en el Consejo Estatal para el Fomento Deportivo (CODE Jalisco), esto debido a su interés en el tema, sin embargo, lo que no sabía es que este simple interés, combinado con el interés por el lenguaje de señas, sería lo que dictaría el rumbo del resto de su vida.
“En una ocasión, en que estaba pagándole a la maestra de lenguaje, llevaba tres o cuatro clases a lo mucho, todavía no entendía el lenguaje de señas, le pagué y se me cayó mi credencial de CODE, entonces, cuando se me cae, la maestra me dice: ‘tú, atletismo’, porque sí hablaba un poco, sí vocalizaba, y me invitó a una reunión el lunes, ahí mismo”.
Fue en esta reunión donde, sin saberlo, aceptaría ser parte de algo que, en un futuro, lo llevaría a encontrar su lugar en el mundo.
“Yo llego a la junta y veo a todos usando las manos, usando el lenguaje, y la verdad medio entendía y no entendía, entonces me empiezan a decir cosas y yo nada más decía que sí. En ese momento, una chica, que es intérprete, Gloria, se llama, me dice: ‘tú no sabes lenguaje, ¿verdad?, pues ya les dijiste que sí los vas a entrenar en las tardes y los vas a acompañar a una nacional de sordos’”.
Fue la motivación que Gabriel pudo ver en las caras de los atletas lo que lo convenció de quedarse como su entrenador, pues éstos nunca habían tenido a alguien que se dedicara completamente a eso, por lo que, luego de varias semanas de preparación, acudieron a las nacionales y consiguieron resultados históricos para ellos, ganando los primeros lugares por primera vez desde que comenzaron en esta disciplina.
De esta manera, Gabriel dio inicio a su carrera como entrenador de atletas con discapacidades, sin embargo, no fue sino hasta 2003 cuando se dio cuenta de que ésta era su vocación, esto con la llegada de un atleta diferente a todos los que había entrenado, pues éste no contaba con una discapacidad auditiva, sino visual.
“En las tardes entrenaba otra maestra en silla de ruedas, y a ella se le acercó un chico con discapacidad visual, Luis Fernando Zapién, y empezó a correr con ella; entonces un día se me acerca la entrenadora y me dice: ‘¿crees que (Luis Fernando) tenga la posibilidad de ir a Juegos Olímpicos?’, y me enseña los tiempos de clasificación, yo no quise desanimarla con los tiempos y le dije: ‘yo creo que sí tenía posibilidades, entrenando puede llegar a Juegos Olímpicos, pero sí tiene que entrenar muy fuerte’”.
Lamentablemente, fue un suceso difícil en la vida de Gabriel lo que finalmente le terminó dando el empujón que necesitaba para decidirse a dedicar su vida por completo a esta profesión, pues en junio de ese mismo año, falleció su padre, hecho que lo dejó en una profunda depresión, de la que únicamente pudo salir una vez que aceptó participar como guía de Luis Fernando en una carrera.
“Al cruzar la meta, me agradece el haber corrido con él y me da un abrazo; la verdad yo siento mucha satisfacción y gratitud y en ese momento volteo al cielo y le digo a mi papá: ‘creo que ya sé por qué estoy aquí, por eso me salía todos los días a correr, creo que vine aquí a ayudar a estos chicos’”.
Prepararse para dar lo mejor a sus estudiantes
Al comenzar a entrenar a atletas con discapacidad auditiva, Gabriel se encontró con varias dificultades, entre ellas la comunicación, pues, como lo contó él mismo, en sus inicios no entendía todavía el lenguaje de señas, por lo que tuvo que aprender lo más rápido posible para transmitir de mejor manera sus ideas.
“Cuando empecé a trabajar con sordos, no me comunicaba muy bien con ellos, pero el interactuar directamente con ellos me ayudó a aprender más rápido las señas; fue un poco difícil al principio”.
En la cuestión de lo deportivo, Gabriel no contaba en un principio con el conocimiento adecuado para entrenar de la manera más óptima a los atletas, pues, si bien, ya había llevado un curso de Atletismo en el CODE, aún le faltaba mucho por aprender, por lo que decidió que si iba a dedicarse a esto tenía primero que aprender a hacerlo de la mejor manera.
“En ese entonces me asesoré con un maestro, Martín, que era mi entrenador de cuando corría, y le pedí asesoría para poder enseñarle mejor a los chicos; me dio algunos tips y algunas situaciones de entrenamiento que apliqué en un principio con ellos (los corredores con discapacidad auditiva)”.
Las siguientes dificultades se le fueron presentando conforme fueron llegando nuevos atletas con discapacidades diferentes a las que él estaba acostumbrado a tratar, por lo que Gabriel siguió buscando cursos para seguir preparándose y poder ayudar a todos por igual; así lo hizo, hasta que logró estudiar una carrera universitaria relacionada con el tema y de esta manera pudo enfrentar cada uno de los retos que se le fueron presentando, esto sin nunca dejar de seguirse preparando.
“Fue hasta 2007 cuando se me da la oportunidad de entrar a la universidad, uno de mis jefes de ahí de CODE, el Licenciado Antonio Córdova, que en paz descanse, me dio la oportunidad de estudiar, me consiguió una beca en la Escuela Superior de Deportes (Esude), y pues me preparé por cuatro años, terminé la carrera. Sinceramente, me dio muchas armas para realizar mejor mis entrenamientos y confirmar mejor mi forma de trabajo”.
Mónica Rodríguez y la medalla de oro en Tokio
Uno de los casos de éxito en la carrera de Gabriel Mezquitán como entrenador de atletas paralímpicos vino de la mano de Mónica Olivia Rodríguez Saavedra, a quien se encargó de preparar para su participación en diversos eventos, entre los que destacan el Mundial de Dubai, en 2019, los Juegos Parapanamericanos de Lima, también en 2019, y los Juegos Paralímpicos en Tokio, en 2021, consiguiendo la medalla de oro en la categoría de los 1500 metros planos en los tres eventos.
Sin embargo, los éxitos, como todo en la vida, no llegaron de la noche a la mañana pues, antes, se tuvo que llevar un proceso de adaptación, sobre todo porque, cuando Gabriel la conoció, Mónica practicaba una modalidad diferente de la disciplina, una en la que no le iba nada mal, pero el entrenador notó que tenía las cualidades necesarias para competir en el Medio Fondo.
“Ella llegó conmigo en el 2011, un año antes ella entrenaba en Ciudad Guzmán con otra persona, Ángel, se llama, nada más que él la traía en las pruebas de 100, 200 y 400, pero yo vi que tenía más potencial en Medio Fondo y la invité a que se integrará aquí al CODE, a que se viniera a vivir a Guadalajara, consiguiendole hospedaje y alimentación en el CODE Jalisco. Hablé con su entrenador y le comenté que tenía muchas posibilidades y él aceptó que ella se viniera 100 por ciento conmigo”.
Fueron cuatro años aproximadamente en los que Mónica y Gabriel estuvieron compitiendo en las pruebas de 1500 metros antes de que su entrenamiento comenzara a dar los frutos esperados.
“En 2015 logra clasificar a los Juegos Parapanamericanos en Toronto, en donde gana medalla de bronce, logra calificar al Mundial de Qatar, en donde queda en quinto lugar y, posteriormente, consigue la clasificación para Río 2016, en donde queda en quinto lugar y donde ya se consolida un trabajo”.
Una vez concluidos los Juegos Paralímpicos de Río 2016, comienza el nuevo proceso de cuatro años de preparación para la siguiente justa olímpica, esta vez en Tokio, pero Gabriel y Mónica no contaban con que en el año de la consolidación, 2020, una pandemia mundial acecharía a la población, provocando la suspensión de muchas actividades, no solo del deporte, sino de la vida diaria, impidiendo que éstos pudieran demostrarle al mundo todo lo que habían entrenado durante ese tiempo. Aún así, a sabiendas de que llegaría el momento, tarde o temprano, en el que pudieran demostrarlo, Gabriel y Mónica encontraron la forma de seguir entrenando y así no perder ritmo.
“Se atraviesa la pandemia, tenemos que suspender entrenamientos y se realiza trabajo en casa o donde se pueda, porque uno a veces entrenaba donde se podía. Y fue cuando se abrió la pandemia que aquí en Jalisco nos permitieron entrenar en instalaciones a puerta cerrada con los atletas que tenían mejor proyección”.
Fue en 2021 cuando, con todos los cuidados y precauciones necesarias, se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en Tokio que estaban previstos para 2020, en los que, desde un principio, Mónica y Gabriel apuntaron a lo más alto, la medalla de oro y el récord mundial.
“Yo le decía que era muy ambicioso el lograr, no solo la medalla, sino lograr romper el récord del mundo. Cuando hago la presentación en la Conade me dijeron que querían que asegurara la medalla y les digo: ‘no, es que vamos a ganar la medalla y vamos a romper el récord’, y gracias a Dios así fue”.
Finalmente, Mónica Rodríguez consiguió ganar la medalla de oro, algo que, de acuerdo con Gabriel, no hubiera sido posible sin la ayuda de su guía, Kevin Aguilar.
“Para los atletas con discapacidad visual, los guías son sus ojos, y Kevin de forma magistral siguió al pie de la letra la estrategia que marcamos, los tiempos, los parciales, los momentos en cada etapa de la carrera y se logra ganar la medalla”.
Conducir Uber por la necesidad de obtener ingresos extra
En el año 2016, ya consolidado como un gran entrenador de atletas con discapacidad, Gabriel Mezquitán encontró en la plataforma de Uber una gran oportunidad para conseguir un ingreso extra y así poder solventar todos aquellos gastos que con el dinero que ganaba en su profesión como entrenador no le alcanzaba, no sin antes cuestionarse si era un trabajo digno para alguien que ya ejercía una profesión.
“Cuando compré el carro no tenía la intención de trabajar en esto, pero ahora sí que la necesidad de sacar un extra te hace trabajar. De hecho, yo decía al principio: ‘¿cómo voy a trabajar en Uber si ya tengo una profesión?’, pero yo creo, la verdad, que es algo muy digno, aparte de que me encanta manejar”.
Algo que caracteriza a Gabriel es el profesionalismo con el que lleva a cabo sus labores como entrenador, y era de esperarse que, como socio conductor de Uber, lo hiciera de la misma forma, buscando brindar siempre el mejor servicio a sus clientes.
“Me acuerdo del primer día que llegué a las oficinas de Uber, llegué bien vestido, formal y todo a la entrevista que se hacía y al examen psicométrico, y en cuanto salí se me acercaron varios choferes, pensaron que era de los que tenían flotilla, porque iba bien arreglado”.
En la actualidad, ya sin la necesidad de esos ingresos extras debido a las mejores prestaciones con las que ahora cuenta como entrenador, además de los premios económicos que ha podido ganar por su participación en los distintos eventos deportivos, así como la beca que le dieron como Entrenador de Alto Rendimiento, Gabriel sigue siendo socio conductor de Uber, sin embargo, ahora lo ve más como algo que le gusta hacer y una forma de salir a despejar su mente.
En cuanto a la forma en la que divide su tiempo entre las dos profesiones, Gabriel no ha encontrado ningún problema, pues tiene claro que lo primero para él son los entrenamientos, a lo que se dedica desde hace más de 20 años, y los cuales lleva a cabo durante las mañanas, y es en la tarde-noche, una vez que terminó de entrenar, que sale a la calle en su coche para disfrutar de su segundo empleo.
“Me salgo en las tardes, a veces me salgo a las cinco, a veces a las seis, a veces a las siete y a veces a las ocho de la noche, trabajo un ratito y ya me regreso a mi casa. Los horarios en los que más demanda hay es en la tarde-noche”.
Un nuevo proceso Paralímpico rumbo a París 2024
Con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 a la vuelta de la esquina, Gabriel Mezquitán y sus atletas ya se encuentran preparados para buscar la clasificación en los últimos eventos previo a la justa olímpica.
Colombia será la sede del evento en el que la mayoría de sus atletas, incluyendo a Mónica Rodríguez, estarán buscando los tiempos que les den la clasificación, algo con lo que Gabriel se encuentra muy optimista, ya que confía en el proceso que se ha llevado.
“La que está más cerca de la marca es Mónica, ella viene de un embarazo, después de Juegos Olímpicos decidió embarazarse y tuvo la fortuna de tener dos gemelos, y precisamente está regresando este año y está entrenando muy fuerte”.
En cuanto al resto de sus atletas con mayores posibilidades de calificar y llegar a los Juegos Paralímpicos de París, Gabriel destaca a Johana Alejandrina Aceves, en la prueba de 1500 metros; Itzel Montserrat, en los 400 y 1500 metros; María José Zamora, en la clasificación T38 en los 400 metros y Fidel Aguilar, en la categoría de silla de ruedas en 400 y 800 metros.
La discapacidad no es un impedimento
En un mensaje final, Gabriel Mezquitán destaca la importancia de no ver las discapacidades como un impedimento, sino como una motivación para salir adelante, pues esto es algo que siempre ha intentado enseñar a sus atletas y que ha rendido frutos.
“Es algo que siempre he querido cambiar, incluso en los chicos, que no busquen ser sólo los mejores de México sino los mejores del mundo. Para que puedan vivir del deporte si entrenan muy fuerte. Y a la gente, que vean a las personas con discapacidad de otra forma, son personas con discapacidad pero tienen muchas capacidades para salir adelante”.
DR