Por primera vez en los 25 años de historia del Estadio Arthur Ashe hubo un lleno total en el día uno del US Open, la razón: Serena Williams.
La estadounidense sabe que vive sus últimos minutos en las pistas de tenis y será en su casa y ante su público cuando cuelgue la raqueta.
Aunque la fiesta de despedida deberá de esperar, la ganadora de 23 Grand Slams tuvo una gran noche en donde superó a Danka Kovinic en sets corridos con parciales de doble 6-3.
El sello de la casa se hizo presente, diversos saques as y devoluciones potentes fueron vitales para sellar el triunfo en la primera ronda del Abierto Estadounidense.
En todo momento, el público neoyoquino se le entregó a la leyenda y al concretarse la victoria comenzó una emotiva ceremonia de homenaje.
Con palabras de Billie Jean King y de Oprah fue como Serena dejó mostrar su lado más sensible mientras era acompañada por su esposo, hija, madre y hermanas.
Rostros llenos de lágrimas, carteles y cánticos fueron parte del color en las gradas del Estadio principal del Billie Jean King Tennis Center.
Ahora, el reto de la menor de las Williams es nadie más y nadie menos que Anett Kontaveit, actual número dos del ranking y que ha sido una de las mayores revelaciones en el último año.
Finalmente, un mosaico cerró la noche en donde se leía We Love Serena (Amamos a Serena) para que finalmente la Reina dejara la cancha central pensando en la segunda ronda en individuales y su regreso a dobles por una última vez junto a su hermana Venus.