Rafael Nadal, el deportista que triunfó con síndrome de Müller-Weiss

Rafael Nadal supo combatir el síndrome de Müller-Weiss llegando a convertirse en uno de los mejores tenistas de la historia.

Rafael Nadal se convirtió en uno de los mejores tenistas de la historia pese a sufrir síndrome de Müller-Weiss (REUTERS)
Monterrey, Nuevo León /

Rafael Nadal estremeció al mundo con una noticia que por más que se veía venir, terminó por sorprender a propios y extraños. El español colgará la raqueta en noviembre para así ponerle un punto final a una carrera llena de éxitos.

Un diestro que dominó la zurda, un trabajador que venció el talento de Federer, un dedicado que superó a su propio cuerpo, un tímido que estalló al planeta con un “¡Vamos!”.

Así será recordado alguien que le dio la vuelta al mundo por años sufriendo en silencio, pero viviendo cada punto como si fuera el último.

La realidad es que desde 2009, Rafa nunca supo cuándo sería su último punto, desde entonces su cuerpo le ha dado señales para parar, pero el español siempre antepuso el deseo de su corazón, antes que la de su cuerpo.

Y es que a sus piernas no le importaron estar en la cima del mundo siendo número uno, con una medalla de oro colgada y todos los Grand Slams conseguidos, las rodillas fueron la primera alerta que recibió Nadal de que algo no andaba bien.

Paró dos meses y el tiempo no perdonó ni un segundo, Novak Djokovic comenzó a surgir y llamar la atención, dando destellos de que podría ser un digno oponente.

A pesar de eso, Rafa volvió y siguió batiendo récords y cada que parecía que reinaba en el planeta, su cuerpo puso resistencia una y otra vez.

El balear calló por años un síndrome detectado tiempo atrás, padecía el síndrome de Müller-Weiss que afecta de manera degenerativa su pie, causando dolor en cada pisada.

¿Imagina ser el tenista más intenso y físicamente demandante y que tu cuerpo te prohiba correr? Pues Nadal, fiel a su apodo, agarró al toro por los cuernos y aceptó el sacrificio que debía hacer.

Entendió que para siempre tener un punto más que jugar, habrá que sentir dolor, uno que solo provocaba mayor deseo por jugar y por superarse a sí mismo.

Roger Federer y Novak Djokovic serán recordados como los más grandes rivales de Nadal, pero quien más le exigió y quien más le enseñó, fue su propio cuerpo, le demostró que aún y con una pierna, podía ser el número uno y hasta por un periodo, el máximo ganador de Grand Slams.

Sin embargo, todo tiene un precio, el síndrome degenerativo se volvió algo insoportable y obligó a Rafa a cuestionarse si era sano continuar.

Al final, la enfermedad no ganó, pues Nadal terminó consiguiendo 22 títulos grandes, regresó la monarquía en Francia con sus 14 Copas de los Mosqueteros, se volvió el máximo campeón de torneos como Acapulco, Madrid, Roma, Barcelona, Montecarlo y Hamburgo, por decir algunos.

Rafael Nadal Parera logrará el descanso que tanto quiso su cuerpo, volviéndose un ejemplo de cómo a pesar de adquirir una enfermedad que comúnmente se adquiere en la vejez, se puede continuar siendo un joven alegre y triunfador.

AM

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