En Puebla, el mercado laboral exhibe la desigualdad entre hombres y mujeres, ya que seis de cada 10 empleos formales son ocupados por hombres, además de que existe una brecha salarial del 18 por ciento.
De acuerdo a datos de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), al corte de noviembre del año en curso se tienen dados de alta a 699 mil 873 trabajadores formales en la entidad poblana.
Sin embargo, la mayoría de los puestos laborales son ocupados por hombres, ya que 409 mil 979 empleos son para ellos, mientras que los 259 mil 894 son desempeñados por una mujer.
Dicha situación exhibe una desigualdad en cuanto al acceso a los empleos entre ambos géneros en la entidad poblana, ya que estos son acaparados por los hombres con una amplia diferencia.
Respecto a los salarios entre hombres y mujeres, también existe una diferencia, misma que, de acuerdo con el Cuarto Informe de Desigualdad de Género 2024 elaborado por el Campus Puebla de la Universidad Iberoamericana, es del 18 por ciento.
Según la información de la institución universitaria, en Puebla las mujeres tienen un ingreso real de mil 710.92 pesos mensuales, cantidad referente al dinero de una persona tras el ajuste inflacionario y su poder adquisitivo.
Dicha cantidad es menor a la que tienen los hombres, ya que los ingresos reales de los varones rondan los mil 900 pesos, dependiendo de la región de la entidad en la que se encuentren.
¿Cuáles son las principales causas de la brecha salarial?
Mar Estrada Jiménez, coordinadora de la Licenciatura en Economía y Finanzas de la Universidad Iberoamericana, Campus Puebla, indicó que existen distintos factores para la brecha salarial.
Detalló que algunas de estas situaciones derivan del trabajo que desempeña cada uno de los géneros, ya que históricamente a las mujeres se les vincula con actividades del hogar que no tienen una remuneración económica.
Otro factor a tomar en cuenta es la preparación académica, al haber mayores oportunidades de estudio para el género masculino.
“Las mujeres dedican más horas del día a cuestiones de trabajo no remunerado como el cuidado de menores o personas de la tercera edad; también es el techo de cristal referente a que las mujeres tienen que salir del mercado laboral al ser madres, lo cual las coloca en una posición de desventaja”, declaró.
Indicó que el poder adquisitivo de las mujeres también se ve severamente perjudicado por la zona en las cuales tienen sus puestos de trabajo, ya que, teniendo un sueldo menor que el de un hombre, se le debe de restar también gastos como los de servicios, alimentos y transportes.
Por ello, refirió que el tema debe de ser atendido a fondo, ya que a pesar de que en el anterior sexenio federal se aumentó el salario mínimo, pero este no se vio reflejado a favor de las mujeres.
En este sentido, la académica indicó que ello se debe a que no se cuenta con una estructura igualitaria en el país, motivo por el cual es necesario poner en marcha otro tipo de políticas públicas en el ámbito económico enfocadas a la igualdad salarial y laboral.
“Es una cuestión histórica, lo de la brecha salarial, que las mujeres ganen menos, sobre todo en las zonas rurales, ya que trabajan menos que en las zonas urbanas; tenemos una desigualdad estructural e ideológica”, expresó.
AGA