Sabemos que la inflación tiene un impacto directo en el bolsillo de los ciudadanos, pero para tener un mayor conocimiento de cuál puede ser la tendencia de los precios a mediano plazo, es necesario identificar un concepto que se conoce como inflación subyacente. Aquí te explicamos cuál es la diferencia entre ambas.
La inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios durante un período determinado.
En México, la inflación se calcula con base en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), si el índice aumenta, hay inflación y si baja, hay deflación.
El INPC es un indicador que mide a lo largo del tiempo la variación promedio de los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo de los hogares del país.
Estas variaciones de precios repercuten directamente en el poder adquisitivo y en el bienestar de los consumidores, razón por la cual el INPC es un indicador trascendente y de interés general para la sociedad en su conjunto.
Pero cuando algunos precios varían de manera inesperada tienden a alterar la trayectoria de crecimiento de los demás y eso distorsiona la medición general de la inflación al no reflejar su comportamiento normal en el mediano plazo.
Para medir un nivel de inflación más estable, se calcula la inflación subyacente que elimina los precios más volátiles de los bienes y servicios que constituyen la canasta del INPC, dejando sólo los productos y servicios más estables. Estos bienes y servicios más volátiles son los agropecuarios y energéticos.
La inflación subyacente ofrece mayor certidumbre, al ser una mejor aproximación de cómo se comportarán los precios en el mediano plazo para facilitar la planeación y toma de decisiones de consumo, ahorro e inversión.
Así, la inflación subyacente se define como el incremento de los precios de un subconjunto de bienes y servicios en el INPC, cuyos precios no están sujetos a decisiones de carácter administrativo, estacionalidad o alta volatilidad.
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