La organización civil Tec Chek denunció que, actualmente, en México hay al menos ocho marcas que utilizan influencers para promocionar sus productos sin restricciones, pese a que a la regulación existente y a los cambios que están en proceso.
En el informe #influencerchatarra, la autora de la investigación, Fiorentina García, detectó que marcas como Kellogg’s, Danonino, KFC, Jumex, Nestlé, Snickers, Coca Cola y Bimbo son parte de las compañías que utilizan este método para promocionar su producto saltándose las restricciones.
“Influencers, agencias de marketing y empresas de la industria de comida chatarra hacen lo que quieren en las redes sociales a costa de los derechos de la población consumidora”, dijo durante la presentación del informe.
Especialistas de la organización Tec Chek, el poder del consumidor, la Unicef y otros organismos condenaron el actuar de estas empresas, debido a que estiman que los más afectados son los niños, ya que estiman que, en 54 minutos mirando contenido en redes sociales, 69 por ciento de los menores reciben publicidad de algún producto no saludable.
En consecuencia, estiman las organizaciones, los menores generan la necesidad de consumo, pues las personas que admiran los promocionan en un anuncio disfrazado de una recomendación o trend de baile.
De acuerdo con el informe, este es el caso de la influencer Karol Sevilla, quien posee 26 mil 600 millones de seguidores en TikTok, red social en la que llevó a cabo una campaña para Kellogg’s, la cual alcanzó los 5 millones 500 mil clics, 704 mil me gustas y más de 3 mil comentarios.
“La legislación, lo que dice es que no podemos engañar, si bien se permite que haya publicidad y esa puede ser a través de influencer, los influencer no pueden engañar. Entonces, si no está revelando que está recibiendo un pago por eso y está dando atributos a esos alimentos y bebidas chatarra, que no los tienen, entonces está engañando”, afirmó Clara Luz Álvarez, doctora en derecho y especialista en telecomunicaciones.
Pese a dicha situación, la promoción de la comida chatarra entre los menores no es lo que más preocupa a los especialistas, pues aseguraron que la situación ha escalado y ya son los propios niños quienes hablan de los productos en redes sociales sin regulación.
“Cuando un influencer, sea niño o no niño, no revela que está siendo pagado para realizar esa recomendación de un producto o decir que un alimento chatarra tiene valores nutrimentales, entonces ahí la responsabilidad recae en padres y tutores”, explicó Álvarez.
Ante esta situación, las organizaciones civiles piden una regulación a los influencers y el contenido que se genera en redes sociales, pues en 2020 la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) sólo llevó a cabo ocho monitoreos en redes sociales.
KT