Con el objetivo de promover la educación de alta calidad y formar profesionales capaces de enfrentar los desafíos tecnológicos y la reubicación de empresas en México, la iniciativa SER, respaldada por un grupo de empresarios de la región de La Laguna y la Fundación Lala, ha suscrito un acuerdo de colaboración con el Tecnológico de Monterrey. Este acuerdo tiene como finalidad brindar una educación sobresaliente en ciencias y matemáticas a estudiantes de escasos recursos.
SER introdujo en el país el sistema educativo KIPP (Knowledge Is Power Program, por sus siglas en inglés), una red que en los Estados Unidos administra más de 220 escuelas públicas, atendiendo a casi 100,000 estudiantes en 22 estados. Desde 2011, SER ha capacitado a 4,000 niños y niñas de bajos recursos en la región de La Laguna bajo este modelo, y algunos de ellos ahora están accediendo a la educación universitaria.
La meta conjunta con el Tecnológico de Monterrey es alcanzar, para el año 2028, a 8,000 estudiantes en todo el país que se beneficien de este sistema educativo.
En una entrevista, Eduardo Tricio Haro, quien preside el consejo de Grupo Lala y es un defensor activo de esta iniciativa, en la que participan 30 empresas, incluyendo a la Fundación Soriana y Grupo MILENIO, comparte la evolución de este proyecto.
¿Qué tipo de educación se requiere ante el nearshoring y la Inteligencia Artificial?
"Nosotros estamos dándole a nuestros niños y niñas las herramientas académicas e intelectuales para que estén bien preparados, para que realmente puedan competir en un mundo más complejo, para aprovechar esta gran oportunidad que tiene México. Vemos un país con gran ilusión y optimismo. Creemos que el futuro es promisorio y queremos que la juventud participe de forma exitosa".
¿De qué trata el modelo SER?
"Es un proyecto hermoso en superación, excelencia y resultados enfocados en la educación. La misión y el propósito de SER es convertirse en el motor que transforme al país con el ejemplo. Es un proyecto que nace de un sistema que existe en Estados Unidos que se llama KIPP, que son escuelas concertadas que el Estado las paga y la sociedad civil las opera, que se enfocan en niños y niñas de muy bajo nivel económico y con una calidad académica de excelencia, enfocado en ciencias, matemáticas y formación de carácter".
¿Cómo trajeron la iniciativa?
"Es un proyecto que trajimos a México un grupo de empresarios en 2011; fuimos a platicar con los creadores y cofundadores en Estados Unidos. Inicialmente no nos hicieron caso, nos dijeron que no se querían distraer, pues tienen muchas cosas que ellos debían resolver, pero seguimos insistiendo y después los convencimos a iniciar una prueba piloto en Torreón, en La Laguna".
Eduardo Tricio Haro agregó:
"Iniciamos con un salón rentado con 26 niños, con el apoyo de gente comprometida que quiere a México, que cree que la educación es el arma más eficaz para progresar. Hemos ido creciendo y hoy, después de este periodo, tenemos 4 mil 500 niños, niñas y jóvenes en primaria, secundaria y preparatoria. Tenemos nuestra primera generación ya entrando a la universidad".
¿Cómo eligen estudiantes?
"Es un proyecto donde los niños entran por tómbola, no hay prueba de admisión, por lo tanto no se les exige que tengan equis, ye, o zeta capacidad. Y con estos niños, en igualdad de condiciones, estamos logrando que en las pruebas comparativas con otras escuelas, sean públicas o privadas, sean de los mejores en la región donde están".
Con la firma de convenio, ¿cuál es la meta en matrícula?
"Es un privilegio que el Tec de Monterrey se sume a nuestro proyecto. Es una de las mejores instituciones educativas del país y para nosotros es un orgullo que podamos avanzar en este proyecto, específicamente en este momento lo estamos haciendo con dos colegios, uno con GAP, de la fundación GAP de Guadalajara, y otro colegio en León, Guanajuato. GAP está innovando de una manera supercreativa, encontrando la forma para que estos niños no solo tengan educación sino que tengan un sustento".
IML