Vicente Fernández, el cantante considerado como el mayor ícono de la música ranchera, logró reunir 85 mil personas al Estadio Azteca, en la Ciudad de México, el 16 de abril de 2016, para presentar su último concierto en donde interpretó más de 60 canciones, recital considerado el más largo de su trayectoria como intérprete profesional. ‘El Charro de Huentitán’ aseguró que ese día sería el final de su carrera como músico.
Con 76 años de edad, Chente se presentó con su típico traje de charro pulcro, encima de la tarima, en donde se encontraban familias enteras en frente de él, ya que al concierto asistieron niños y abuelos, incluso gente de otros países que fueron testigos de los cánticos de Vicente Fernández.
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Una vez que la canción de No me sé rajar comenzó a sonar, las gradas del estadio reventaron en aplausos. Rindiendo tributo a su clásica frase “mientras no dejen de aplaudir, no dejo de cantar”, Vicente Fernández continuó entonando decenas de sus éxitos hasta la madrugada del siguiente día.
Debido a su gran presencia en el escenario, El Charro de Huentitán no necesitó la compañía de otras celebridades para obtener el cariño y el entusiasmo del público, sin embargo, esa noche contó con la presencia de su hijo Alejandro Fernández, quien se presentó con un traje de charro negro con adornos plateados y un moño rojo que le dio a su padre al interpretar Paloma Querida.
AA