A lo largo de los años, hemos asociado la Navidad con momentos de alegría, unión familiar y festividades, pero no todos comparten este entusiasmo por la temporada. Galilea Montijo es uno de esos casos y es que, aunque la hemos visto lucir atuendos navideños en eventos y programas especiales, la realidad es que el espíritu navideño nunca ha sido algo que la presente enérgicamente.
Recientemente, durante su participación en el programa Netas Divinas, Galilea abrió su corazón y compartió con sus compañeras una parte más personal de su vida.
¿A Galilea Montijo no le gusta la navidad?
Ante las cámaras del programa, Galilea Montijo reveló que nunca ha sido una gran fanática de la Navidad, algo que sorprendió a muchos de sus seguidores. Sin embargo, al explicar las razones detrás de su postura, su relato tomó un giro emotivo.
La razón principal, según Montijo, radica en su infancia. La actriz explicó que su relación con las fiestas navideñas estaba marcada por experiencias dolorosas y difíciles.
“Yo creo que me recuerda a mi niñez. Por carencias y la última Navidad que celebraron mis tías y mis tíos con mi abuelo, hubo como una discusión familiar y ya no se juntaron”, detalló Galilea.
Estos recuerdos de conflictos familiares y dificultades económicas, explicó, hicieron que las celebraciones navideñas no tuvieran el mismo significado para ella que para otros.
Con el paso de los años, Galilea se fue convirtiendo en el "Grinch" de la Navidad, una figura que, si bien es famosa por su aversión hacia la festividad, es también producto de una profunda nostalgia y de situaciones familiares complejas.
Sin embargo, todo esto comenzó a cambiar cuando la conductora se convirtió en madre, pues el nacimiento de su hijo, Mateo, transformó su perspectiva sobre la Navidad, ya que ver a su hijo emocionado por las decoraciones, los árboles de Navidad y el ambiente festivo, la motivó a crear nuevas memorias y a ofrecerle a él las celebraciones que ella no pudo disfrutar de pequeña.
“Me volví muy nostálgica en las navidades”, expresó Galilea, pero la llegada de Mateo la impulsó a darle la mejor Navidad de su vida.
Este cambio en la visión de Galilea Montijo hacia la Navidad demuestra cómo las experiencias familiares y los recuerdos de la infancia pueden influir profundamente en nuestra forma de vivir ciertas tradiciones. Sin embargo, también es una prueba de cómo el amor y la alegría de un hijo pueden ser el motor para transformar aquellos momentos que, en el pasado, estuvieron marcados por la tristeza.
Galilea, ahora, celebra la Navidad a través de los ojos de su hijo, buscando crearle recuerdos felices y significativos.
GB.