Miles de fanáticos de Taylor Swift que se perdieron su gira de conciertos en Estados Unidos el año pasado o no quisieron comprar boletos a precios exorbitantes para verla nuevamente encontraron una solución: volar a Europa.
La estrella del pop tiene previsto iniciar el jueves en París la etapa por 18 ciudades europeas de su gira que batió récords, y aviones llenos de Swifties planean seguir a Miss Americana al otro lado del charco en las próximas semanas.
¿Estadunidenses prefirieron viajar hasta Europa para ir a concierto de Taylor Swift?
El estadio donde se presenta Swift dijo que los estadounidenses compraron el 20 por ciento de las entradas para sus cuatro espectáculos con entradas agotadas. Estocolmo, la próxima parada de la gira, espera alrededor de 10 mil asistentes procedentes de Estados Unidos.
Un concierto puede parecer una extraña razón para visitar un país extranjero, especialmente cuando los fanáticos pueden ver el Eras Tour desde casa a través del documental que ahora se transmite en Disney+, sin embargo, la compañía de viajes en línea Expedia dice que el salto de continente por parte de los devotos de Swift es parte de una tendencia más amplia que denominó "turismo turístico" mientras observa un patrón que surgió durante la gira mundial Renaissance de Beyoncé.
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Algunos fanáticos norteamericanos que planean volar al extranjero para el Eras Tour dijeron que justificaron el gasto después de notar que las restricciones más estrictas sobre las tarifas de boletos y la reventa en Europa hicieron que ver a Swift actuar en el extranjero no fuera más costoso y potencialmente más barato que verla más cerca de casa.
“Dijeron: 'Espera un momento, puedo gastar mil 500 dólares para ir a ver a mi artista favorito a Miami, o puedo tomar esos mil 500 y comprar una entrada para un concierto, un boleto de avión de ida y vuelta y tres noches en una habitación de hotel”, dijo Melanie Fish, portavoz de Expedia y experta en viajes.
Esa fue la experiencia de Jennifer Warren, de 43 años, que vive en St. Catharines, una ciudad en la región de Niágara en Ontario. Ella y su hijo de 11 años aman a Swift, pero no tuvieron suerte de conseguir lo que ella consideraba boletos a precios decentes en los Estados Unidos. Sin inmutarse, Warren y su esposo decidieron planear unas vacaciones en Europa en cualquier lugar donde ella lograra conseguir asientos; resultó ser Hamburgo, Alemania.