Fernando Sabag Montiel es acusado de apuntar con un arma de fuego a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner, el 1 de septiembre. Sin embargo, hasta el momento se sabe poco de su identidad.
Fernando ha sido descrito como un mitómano de vida marginal. Luce tatuajes de simbología nazi y se ha sacado fotos empuñando un arma.
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Sin activismo político conocido, fue detenido apenas atentó contra la vicepresidenta Kirchner el 1 de septiembre, a las puertas de su casa en Buenos Aires, colocándole a centímetros del rostro una pistola Bersa 32 que no se disparó.
Sabag "no es un sicario (porque) cometió errores emocionales", sostuvo el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni.
"Se precipitó en la escena donde iba a llevar adelante sus planes y no atinó a cargar el arma en el estado de estrés. Está viva de milagro", afirmó el ministro.
Había llegado tan cerca mimetizándose entre un grupo de simpatizantes de Kirchner que la aguardaban para saludarla y pedirle un autógrafo, ocho días después que la Fiscalía pidiera doce años de cárcel para ella e inhabilitación política perpetua por presunta corrupción.
Un ataque planeado
El intento de magnicidio fue "planificado" previamente por Sabag, de 35 años, y su novia Brenda Uliarte, de 23, según la imputación de la justicia.
Aunque el expediente se encuentra bajo secreto sumarial, fotos extraídas de sus celulares o de las cámaras de seguridad de la zona del ataque han copado las páginas de los diarios. Así, se ve a ambos exhibiendo el arma presuntamente utilizada, o vendiendo algodón de azúcar en los alrededores de la casa de Kirchner en días previos a los hechos.
En sus redes sociales, ya clausuradas, Sabag se había mostrado con un sol negro tatuado en el codo y una cruz de hierro en la mano. Pero los investigadores no han comprobado su pertenencia activa a grupos de ultraderecha.
Para el sociólogo Jorge Elbaum, sus tatuajes “demuestran cierta identificación neonazi”, algo que no requiere mucha racionalidad ni conciencia crítica, sino un sentido de pertenencia a una lógica integradora de odio.
De madre argentina y padre chileno, Sabag nació en Sao Paulo (Brasil) pero llegó de niño a Argentina. No tenía un trabajo formal. En su casa se encontraron de las afueras de Buenos Aires en medio del desorden y el hedor de basura.
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Había sido arrestado en 2021 por portación ilegal de arma blanca, pero la causa fue cerrada. Además, una primera evaluación psicológica arrojó que Sabag está "ubicado en tiempo y espacio".
En su ceda, no ha recibido visitas. Su madre murió en 2017 y su padre vive en Chile, según reportes de la prensa local. Posee dos automóviles con los que trabajó para una aplicación de viajes con chofer.
"Es muy callado, andaba siempre con la cabeza gacha, desprolijo, desaliñado", dijo Pablo, vecino de Sabag y mecánico de sus autos que según dijo "los abandonó en la calle porque no tenía plata para arreglarlos".
La justicia investiga a un grupo de cinco amigos de los atacantes, todos presuntos vendedores de algodón de azúcar que declararon como testigos.
Meses atrás, Sabag había criticado las políticas sociales del gobierno de Alberto Fernández, cuando fue entrevistado en medio de una protesta callejera.
MRG