El paso de un fuerte ciclón tropical al sur de Brasil, dejó un total de al menos 11 personas muertas y otras 10 que son reportadas como desaparecidas. Además, miles de ciudadanos tuvieron que ser evacuados para ser trasladados a albergues, según autoridades locales.
El 17 de junio, la policía reportaba 20 personas desaparecidas. Afortunadamente la cantidad se redujo a la mitad, sin embargo, la catástrofe continúa en el país ya que tres mil 713 ciudadanos quedaron con sus casas dañadas, y por si esto fuera poco, otros 697 hogares tuvieron que ser evacuados por estar localizados en zona de riesgo.
"El agua ya llegaba a la cintura en la casa. Gracias a Dios los bomberos llegaron rápido y nos socorrieron en barco. Parecía una pesadilla", dijo una de las víctimas rescatadas en Sao Leopoldo, una ciudad a media hora de Porto Alegre, citada por el diario Estadao.
Un bebé de cuatro meses está entre los fallecidos, según medios locales, que también mostraron imágenes de un vehículo arrastrado hasta un cementerio por los fuertes vientos.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, encabezó una misión que recorrió el sábado en helicóptero las zonas más afectadas junto a autoridades del estado y de rescate. En Caraá, uno de los municipios más afectados, el gobierno visitó un centro comunitario improvisado como albergue para centenares de personas cuyas casas sufrieron daños.
"La situación de Caraá nos preocupa profundamente. Es fundamental que podamos, de manera integrada, mapear rápidamente las principales áreas afectadas e identificar a las personas que necesitan apoyo", declaró el gobernador en el comunicado.
Destacó que los bomberos del estado rescataron a cerca de dos mil 400 personas los últimos dos días en las zonas afectadas. Y los trabajos de rescate continúan, en medio de localidades inundadas y dañadas por los fuertes vientos.
MRG