Canadá busca expandir la eutanasia para personas con enfermedades mentales

Algunos países, así como médicos, se preguntan si la legislación sobre la muerte asistida ha ido demasiado lejos o muy rápido.

Persona hospitalizada para representar la eutanasia / Freepik
Canadá /

El programa de asistencia médica para morir de Canadá, conocido por sus siglas “MAID”, ha estado disponible desde 2016 para adultos con enfermedades terminales, y que en 2021, la ley se modificó para incluir a personas con afecciones físicas graves y crónicas, incluso si esa afección no significa una amenaza para la vida.

Para este 2023, se espera que la ley sufra una nueva reforma para incluir a los que sufren enfermedades mentales, cuya ampliación ha causado polémica y ha provocado preocupaciones de que sea fácil para la gente vulnerable morir en Canadá.

Así, mientras Canadá se prepara para extender su ley sobre la eutanasia para incluir a las personas con enfermedades mentales, algunos países, así como médicos, se preguntan si la legislación sobre la muerte asistida ha ido demasiado lejos o velozmente.

Estos temores han sido avivados por una serie reciente de informes que señalan que para algunos, la muerte es una alternativa a una red de seguridad social rota.

“Presentar la muerte como una solución pone en desventaja a las personas más vulnerables, y de hecho libera a la sociedad del apuro (…) No creo que la muerte deba ser la solución de la sociedad para sus propios fracasos”, dijo la doctora Madeline Li.

La doctora Li ayudó a su primer paciente a morir, en 2016, cuando Canadá legalizó la eutanasia, y recordó haber consultado a su paciente ese día, preguntándole si estaba segura de que quería seguir adelante. La paciente de alrededor de 60 años, quien sufría de cáncer de ovario, dijo que sí, y murió cinco minutos después.

Encuestas de opinión señalan que los canadienses apoyan el acceso a al menos alguna manera de suicidio asistido. Médicos explicaron que la muerte de los enfermos terminales, puede ser cruel y lenta a menudo, y que la existencia de la muerte asistida en estos casos, se ha convertido en un bálsamo.

Pero la ampliación que se aproxima ha desatado un debate para algunos y ha sembrado dudas acerca del programa para enfermos que no son terminales.

Un caso de eutanasia es el de Alan Nichols, de 61 años, quien en 2019 optó por el suicidio asistido después de entrar a un hospital de la provincia de la Columbia Británica, y que anteriormente se había negado a utilizar el implante que lo ayudaba a escuchar, por lo que la razón por la que pidió el MAID, fue “pérdida de audición”.

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