El nuevo monarca británico, el príncipe Carlos, decidió llamarse Carlos III al convertirse automáticamente en el rey de Inglaterra después de la muerte de la reina Isabel II el 8 de septiembre.
El rey Carlos III, de 73 años, es oficialmente el nuevo monarca del país, poniendo fin a una espera de más de 70 años, la más larga de un heredero en la historia británica.
Sin embargo, llevar el reinado de Inglaterra será una tarea abrumadora, ya que su difunta madre era muy popular y respetada, pero deja una familia real que se ha visto empañada por la reputación y por sus relaciones, con acusaciones incluso de racismo contra funcionarios del Palacio de Buckingham.
El rey Carlos III se enfrentará a esos retos con 73 años, convirtiéndose en el monarca de mayor edad en ocupar el trono en un linaje que se remonta a mil años, acompañado con su segunda esposa Camilla, que aún divide a la opinión pública. Para los detractores, el nuevo rey es débil, vanidoso, entrometido y mal preparado para el papel de soberano.
Se le ha ridiculizado por hablar con las plantas y obsesionarse con la arquitectura y el medio ambiente y será asociado durante mucho tiempo con su primer matrimonio fallido con la difunta princesa Diana.
Sus partidarios dicen que eso es una distorsión del buen trabajo que hace, que simplemente se le malinterpreta y que en áreas como el cambio climático se ha adelantado a su tiempo. Afirman que es reflexivo y se preocupa por sus conciudadanos británicos de todas las comunidades y condiciones sociales.
"El problema es que estás en una situación en la que no puede ganar nada. Si no haces nada en absoluto (...) se van a quejar", dijo una vez Carlos en un documental de televisión. "Si intentas implicarte, hacer algo para ayudar, también se quejan".
Su organización benéfica Prince's Trust ha ayudado a más de un millón de jóvenes desempleados y desfavorecidos desde su lanzamiento hace casi 50 años.
Y a lo largo de su vida, el rey Carlos III se ha visto atrapado entre una monarquía en proceso de modernización, que intenta encontrar su lugar en una sociedad más igualitaria y en rápida evolución, y el mantenimiento de las tradiciones que dan a la institución su encanto.
Esa tensión puede verse en la vida de sus propios hijos. El mayor, Guillermo, de 40 años, que se convierte ahora en el heredero, lleva una vida de deberes tradicionales, obras de caridad y pompas militares.
El menor, Enrique, de 37, reside en las afueras de Los Ángeles con su esposa, la actriz estadounidense Meghan, y su familia, forjando una nueva carrera más acorde con Hollywood que con el Palacio de Buckingham. Los hermanos, antes muy unidos, apenas se hablan ahora.
MRG