PARÍS. - El pronóstico para el calentamiento global se ve un poco menos lóbrego a largo plazo, pero no a corto plazo.
Ahora que numerosos países se comprometen a tomar medidas y los aumentos proyectados de las temperaturas son menores que antes, científicos y diplomáticos dicen que el panorama para mediados del siglo no es tan sombrío como lo era cuando se firmó el histórico acuerdo climático de París en 2015.
Sin embargo, advierten que los impactos del calentamiento global están azotando ya a la Tierra más que lo pronosticado.
Adicionalmente, dicen que el uso de carbón, petróleo y gas natural que impulsa los cambios climáticos no está disminuyendo tanto como se necesita, pese a la existencia de fuentes renovables de energía más baratas.
El sábado, exactamente cinco años después de la firma del acuerdo de París, jefes de Estado o Gobierno del mundo se reunirán virtualmente para celebrar los progresos y trazar los próximos pasos.
La cumbre, auspiciada por Francia, Reino Unido y la ONU, busca presionar a los líderes para elevar sus ambiciones para los próximos años y cumplir sus promesas pasadas.
Más de 100 países —e incluso más compañías, estados y ciudades— han prometido conseguir cero emisiones de carbono para mediados del siglo.
La mayoría de esas promesas no son aún objetivos oficiales del Acuerdo de París, que apunta más a objetivos para 2030.
La Unión Europea, como un grupo del tercer mayor emisor de gases de invernadero en el mundo, elevó los objetivos del continente de reducción de carbono para el 2030 de 40 por ciento a 55 por ciento de los niveles de emisiones de 1990.
El gobierno de Estados Unidos, que durante la presidencia de Barack Obama fue clave en la elaboración del acuerdo, no estará presente el sábado.
El gobierno de Trump retiró al país del acuerdo. El presidente electo Joe Biden ha prometido reintegrarlo y colocar a Estados Unidos en el sendero para dejar de añadir a la atmósfera más carbono del que puede ser retirado para 2050.
El panorama del cambio climático ha cambiado en cinco años y funcionarios de la ONU lo atribuyen tanto a razones económicas como a las presiones de las generaciones más jóvenes.
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