LAS VEGAS. — Hace seis semanas, miles de personas se reunieron bajo las marquesinas de neón de Las Vegas para festejar el año nuevo, a pesar de que el gran espectáculo anual de fuegos artificiales había sido cancelado debido a la pandemia de coronavirus.
La presencia de la multitud, con mucha gente que no llevaba mascarilla, generó temores de un pico de COVID-19 con las consiguientes hospitalizaciones y muertes. Es exactamente lo que sucedió. Enero fue el mes más mortífero en Nevada desde el inicio de la pandemia, con mil 132 muertes. Diciembre fue el segundo.
El virus está transformando un destino turístico creado para los excesos, conocido por las luces brillantes, las multitudes, los casinos y los espectáculos. Los visitantes al llegar encuentran que algunas libertades han sido limitadas y algunas atracciones están cerradas.
Abundan los lugares para estacionarse y los precios rebajados. Los grandes espectáculos y las convenciones siguen suspendidas.
“Tenemos una industria que invita a gente de todo el mundo a venir aquí y desgraciadamente cuando vienen, traen consigo la enfermedad”, dijo Brian Labus, epidemiólogo del distrito de salud regional del sur de Nevada. “Nos preocupa que se transmita en la población local”.
A mediados de enero, más de la mitad de los hospitales en Las Vegas y alrededores estaban ocupados en un 90 por ciento. Un centro médico suburbano se declaró en crisis, con más enfermos que camas. Casi la mitad de sus 147 camas estaban ocupadas por enfermos de coronavirus.
Tal como sucede en otras ciudades, algunas funerarias han debido utilizar remolques refrigerados para los cadáveres, dijo el forense Michael Murphy.
“En toda mi carrera de enfermería no he visto nada parecido”, dijo Dina Armstrong, enfermera en el hospital MountainView en Las Vegas.
“Enfrentar esta enfermedad provoca trastornos mentales con tanto estrés y el ambiente”.
En las calles, el resultado es que hay muchos menos turistas y “una experiencia muy distinta”, dijo Marilinda Sepúlveda, una visitante frecuente mientras esperaba con su esposo tomarse fotos junto al cartel de “Welcome to Las Vegas”.
La pareja de Mission, Texas, pasó dos noches en el hotel Cosmopolitan en el corazón del Strip, la avenida central “La vida nocturna es: apuestas, caminas, vas a tu habitación”, dijo Sepúlveda.
Ozzy Benavidez, su esposo, dijo que hubieran ido a espectáculos de magia y restaurantes. En lugar de ello, compran comidas para llevar y las llevan a su habitación.
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