Devotos a la Santa Muerte defienden su creencia: "la flaquita nos ayuda a salir de situaciones difíciles"

México es un país donde el culto a la muerte forma parte de una tradición popular que tiene sus raíces en la religión católica y las creencias indígenas.

Los fieles defienden su creencia a la Santa Muerte | Agencia AFP
Ciudad de México /

Desde que superó una grave operación de páncreas hace 17 años, Arely Vázquez le prometió a su "flaquita", como llama cariñosamente a la Santa Muerte, que cada año le haría una fiesta en agradecimiento.

"Es una fe, una devoción" que "nos ayuda a salir de situaciones difíciles", explica esta mexicana residente en Nueva York ante el abigarrado altar que ha erigido en el salón de su casa de Queens.

Vázquez se ha convertido en la principal "madrina", una especie de sacerdotisa, del culto a la Santa Muerte en Estados Unidos, traído al país por la comunidad mexicana.

Dotado de una guadaña, que simboliza el trabajo, pero también de una esfera del mundo o una rosa, el esqueleto tendría, según los seguidores del culto, poderes especiales, y se lo viste con ropas diferentes que simbolizan esas virtudes.

Plegarias, ofrendas y una fe ciega son el cóctel de la devoción a la Santa Muerte.

Adeptos de todo el país participaron el fin de semana pasado en diferentes actividades en las que se evocaron los "milagros" concedidos a los fieles. Muchos llevan tatuada su imagen, otros portan anillos y (ostentosos) colgantes con su imagen.

No hay normas ni reglas en lo que el profesor de estudios religiosos de la Universidad de la Commonwealth de Virginia Andrew Chesnut define como un "nuevo movimiento religioso", surgido en Ciudad de México en 2001.

En un país como México, donde el culto a la muerte forma parte de una tradición popular que hunde sus raíces en la religión católica y las creencias indígenas, para las cuales representa un renacer, no sorprenden estas prácticas, que hasta hace poco se hacían en la más estricta intimidad.

Pese a que la iglesia católica mexicana los tilda de "satánicos", sus seguidores "se acercan a la popular santa de forma muy similar a como lo hacen con los santos católicos", dice Chesnut.

​Todo seguidor tiene una figura de la Santa Muerte en casa. Le rezan y le hacen ofrendas, como flores, alcohol, tabaco o comida. Para la especialista Cressida Stone, la "oración es vital, mucho más que el tamaño o la opulencia del altar".

Sin intermediarios o normas que regulen la práctica, el contacto es directo entre el devoto y el objeto de su devoción. El culto es abierto a todos, sin distinciones de raza, nacionalidad, orientación sexual o situación económica.

"Aquí vienes a rezar con fe", dice Alejandra Flores, de 49 años, una devota desde 2012, cuando consiguió un trabajo que hasta entonces, por su condición de transexual -- como Vázquez-- le negaban.

"Puedes ser drogadicto, policía, trans, lo que sea. Aquí ella nos recibe a todos", asegura.

Mike Rosales, que ha recorrido más de 300 km desde el estado de Maryland para las festividades de Queens, le ha consagrado toda una habitación en su casa, de la que no se puede entrar o salir sin pasar por el altar.

"La tengo para protección y sentirme bien", dice este guatemalteco de 36 años que no escatima en gastos para sus ofrendas o para la fiesta. "¿Si nos da, por qué no poder darle?", dice.

En México, América Central y Estados Unidos, donde existen grandes disparidades entre ricos y pobres, "la guadaña niveladora de la Santa Muerte es poderosamente atractiva", resume Chesnut.

JB

  • Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de TELEDIARIO; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
LAS MÁS VISTAS