Ecuador ha vivido una crisis de violencia durante los últimos meses, pues van desde asesinatos contra contendientes a ser presidentes hasta la toma de centros de prisión y hasta un noticiero durante los primeros días del año.
Luego de esto, el país Sudamericano redujo el jueves de cinco a cuatro horas el toque de queda nocturno para los sectores más peligrosos del país, como Quito, ante la crisis de seguridad que se desató en enero con una violenta arremetida del narcotráfico.
¿Qué está pasando en Ecuados?
La secretaría de Comunicación de la presidencia señaló en una nota de prensa que la medida rige entre las 1 y las 5 horas locales e incluye al puerto comercial de Guayaquil (suroeste), la segunda ciudad más importante del país y principalmente utilizada por el narco para en el envío de droga a Estados Unidos y Europa.
La restricción al tránsito, que en principio era de seis horas y luego bajó a cinco hasta el miércoles, fue impuesta en el marco de un estado de excepción decretado en enero tras una embestida de bandas aliadas a carteles de México y Colombia, que dejó una veintena de muertos, ataques a la prensa, explosiones y más de 200 secuestros temporales en cárceles y calles.
El presidente Daniel Noboa también declaró a la nación en conflicto armado interno y tildó a una veintena de organizaciones narco de 'terroristas' y 'beligerantes', desplegando a las Fuerzas Armadas para doblegarlas.
Hace dos semanas, el estado de excepción por 60 días fue ampliado por otros 30, hasta abril.
Mediante un decreto, el mandatario modificó los horarios del toque de queda, que para las áreas consideradas de categoría media en cuanto a peligrosidad como la ciudad andina de Cuenca, y la tercera más importante, es ahora de tres horas.
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En otras localidades calificadas de categoría baja, que hacen la mayoría, la movilización pasó a ser normal.
Ecuador, ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores mundiales de cocaína, dejó hace años de ser una isla de paz para convertirse en estratégico punto de operaciones del narcotráfico, que a sangre y fuego se disputa el poder en cárceles y calles.
Enfrentamientos entre presos dejan más de 460 muertos desde 2021 en masacres que han pasado a ser de las peores de Latinoamérica, mientras que la tasa de homicidios entre 2018 y 2023 pasó de 6 al récord de 46 por cada 100 mil habitantes.
MQ