El volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, que se encuentra a unos 30 kilómetros al sureste de la isla Fonuafo’ou, Oceanía, expulsó 150 millones de toneladas métricas de vapor de agua inyectando directamente en la estratosfera en enero de 2022.
Se estima que el vapor de agua puede incrementar la capacidad de la atmósfera de retener el calor si se presenta en niveles superiores, impulsando en unas décimas la temperatura global debido a que es un poderoso gas efecto invernadero natural en la baja-media troposfera.
Por lo anterior, en marzo los científicos anunciaron sobre la posibilidad de calentamiento debido a esta inyección de vapor de agua y advirtieron que por esto, el planeta se habría acercado al umbral de 1,5°C del Acuerdo de París.
Este umbral fue establecido con la finalidad de no dejar que los niveles de calentamiento se elevaran más allá de aquella cifra, disminuyendo así considerablemente las consecuencias del aumento de las temperaturas.
De acuerdo al meteorólogo Ryan Maue, el tiempo actualmente “es anormal”, así como habló sobre una posible relación entre el fenómeno de El Niño y el volcán Tonga.
La erupción del volcán Tonga incrementó la masa total de vapor de agua en la estratosfera en un 13 por ciento y se quedará ahí por años. Además, el vapor de agua tiene un efecto invernadero mucho mayor que las emisiones de CO2.
Aunque es relativamente fácil ejecutar un modelo de transferencia radiactiva para determinar los efectos de añadir una gran cantidad de agua a la estratosfera, se requiere de hacer simulaciones mejor explicadas usando modelos climáticos difíciles para entender por completo los cambios en la circulación atmosférica que podrían desatar retroalimentaciones no lineales.
No obstante, es importante que los científicos sigan indagando y analizando la información para entender por completo las implicaciones a largo plazo de esta erupción y tomar medidas correctas para abordar el cambio climático.
AA