Tras la muerte de Benedicto XVI, papa emérito, definido por uno de ellos como "un gran pontífice pese a las críticas", cientos de fieles y turistas ha arribado este sábado en la plaza de San Pedro en el Vaticano.
"Estoy muy triste", dijo a la AFP el italiano Davide Di Tommaso, de 30 años, de la región de Molise (sur), al enterarse del fallecimiento del expontífice, de 95 años, quien había renunciado a su cargo en 2013, en una decisión sin precedentes desde la renuncia de Celestino V en 1294.
"La primera reacción fue la de orar. Nos hemos dado la bendición y pedido por la salvación de su alma", contó el francés Charbel Youssef, que formaba parte de un grupo de peregrinos.
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El tañido de las campanas resonó en la enorme explanada para anunciar el deceso, que se sabía inminente desde que papa Francisco pidiera el miércoles orar por su antecesor, quien se hallaba en un estado grave de salud.
Las campanas repicaron también en la iglesia de Trastevere y en otros barrios de la capital italiana, en honor del exobispo de Roma.
Para muchos creyentes y turistas, asistir el 5 de enero en la plaza de San Pedro al funeral de Benedicto, presidido por francisco, será un evento excepcional.
Un funeral solemne y a la vez sobrio
"Espero asistir", dijo Massimo, de 60 años, quien asistió en abril del 2005, junto a un millón de personas, al funeral del carismático papa polaco Juan Pablo II.
Como expapa, Benedicto XVI tendrá un funeral solemne pero "sobrio", como él mismo deseaba, según precisó el vocero papal, Matteo Bruni.
Benedicto XVI, un férreo defensor de la ortodoxia, renunció a su cargo en plena crisis de una Iglesia azotada por los escándalos y las intrigas.
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"Creo que como líder mundial es fascinante que tomara la decisión de renunciar. La mayoría de las personas de poder no toman esas decisiones", comentó Michael Dauphinee, una turista que llegó de Estados Unidos.
"Es un gran ejemplo para los líderes mundiales. Soy protestante, pero (Benedicto) mostró que hay que conocer las propias limitaciones", agregó.
Periodistas llegaron hasta el Vaticano
Al borde de la célebre Columnata de Bernini, que rodea la plaza, periodistas de todo el mundo se han instalado con sus cámaras.
Un imponente servicio de seguridad, con policías y carabineros italianos, empezó a organizar el flujo de personas hacia la inmensa plaza.
"A pesar de las críticas, fue realmente un gran papa", sostuvo Davide Di Tommaso.
El alemán Joseph Ratzinger, que cuando era cardenal gobernó con mano de hierro la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición), condenando a teólogos progresistas y señalando que, fuera de la Iglesia católica, no había salvación, es ahora recordado más por su retiro voluntario.
"Recuerdo la gran caridad que lo animó", dijo Charbel Youssef.
Aunque su popularidad nunca llegó a la de Juan Pablo II, el papa alemán tendrá el funeral de un ex jefe de Estado, con presencia de numerosos altos dignatarios y de creyentes.