El presidente de Estados Unidos, Joe Biden anunció que realizará una serie de medidas para poder combatirá al cambio climático, además de prometer acciones más significativas en el futuro, ya que consideró que este tema es una emergencia y le dará la importancia debida.
A pesar de tratar como una emergencia el cambio climático, Biden no consideró, por el momento, hacer una declaración de emergencia climática de manera formal, algo que los demócratas y grupos ambientalistas han buscado después de que un influyente senador demócrata puso fin a la esperanza de una legislación radical en materia de cambio climático.
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"El cambio climático es una emergencia, y en las próximas semanas usaré las facultades que tengo como presidente para convertir estas palabras en acciones formales y oficiales mediante las proclamas, órdenes ejecutivas y facultades regulatorias apropiadas que posee un presidente", dijo Biden.
Además, el presidente de Estados Unidos se pronunció en una antigua planta termoeléctrica a carbón en Massachusetts. La termoeléctrica Brayton Point, en Somerset, se está transformando en una instalación eólica y Biden la eligió como la encarnación de la transición hacia las energías limpias que ha buscado, pero que ha tenido problemas para materializar en los primeros 18 meses de su gobierno.
Las acciones ejecutivas dadas a conocer, impulsarán la industria eólica doméstica en el Golfo de México y en el sureste, además de expandir las tareas para ayudar a las comunidades a lidiar con las temperaturas cada vez más elevadas mediante programas gestionados por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, el Departamento de Salud y Servicios Humanos y otras dependencias.
La visita se produce en momentos en que temperaturas históricamente elevadas azotan Europa y Estados Unidos. El termómetro alcanzó los 46 grados Celsius (115 °Fahrenheit) en Portugal, mientras que incendios forestales arden en España y Francia. En tanto, Gran Bretaña alcanzó el martes su temperatura más elevada de la que se tenga registro.
Al menos 60 millones de estadounidenses podrían sufrir los estragos de temperaturas superiores a los 38 °C.