RÍO DE JANEIRO.- El hombre acusado de apuñalar al presidente Jair Bolsonaro durante un acto de campaña el año pasado no debería ser castigado debido a que sufre una enfermedad mental, decretó el lunes un juez brasileño.
Adelio Bispo de Oliveira fue acusado de apuñalar al candidato presidencial en septiembre pasado durante un mitin en Juiz de Fora, una ciudad ubicada a 186 kilómetros (115 millas) al norte de Río de Janeiro.
El juez federal Bruno Savino decidió que Oliveira no puede ser encarcelado y decretó que se le confine en un centro de salud mental.
Bolsonaro, de 63 años, sufrió una hemorragia interna grave a causa del apuñalamiento en el abdomen y tuvo que utilizar una bolsa de colostomía durante varias semanas. Fue dado de alta del hospital apenas una semana antes de la primera ronda de las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Le cerraron la colostomía en enero, una vez que asumió la presidencia de Brasil.
Al momento del ataque, un simpatizante cargaba en hombros a Bolsonaro, quien observaba a la multitud y con la mano izquierda realizaba ademanes de victoria. Ya se encontraba al frente en las preferencias de la mano de una agenda a favor de las armas y el combate a la corrupción, pese a que fue objeto de críticas generalizadas por haber hecho comentarios racistas, homofóbicos y misóginos.
Bolsonaro ha pasado meses acusando a de Oliveira de ser parte de un plan para impedir que ganara la presidencia. Algunos analistas creen que el triunfo del derechista se debió, en parte, a la conmoción que causó su ataque y su ausencia en los debates posteriores a la agresión.
De Oliveira perteneció hace varios años a un partido de izquierda y dijo que su ataque fue motivado por el odio hacia Bolsonaro.
El agresor, de 40 años de edad, fue golpeado por los simpatizantes de Bolsonaro después del apuñalamiento. También había sido arrestado en 2013 por otra agresión, informó la policía.
El mismo día del ataque, el presidente del sindicato Federación Nacional de Policías Federales, Luis Boudens, dijo a The Associated Press que el agresor parecía perturbado mentalmente.
“Nuestros agentes en el lugar dijeron que el agresor declaró que estaba en ‘una misión de Dios’”, reportó Boudens. “Su impresión es que no estaban lidiando con una persona mentalmente estable. No esperaba que lo fueran a arrestar tan rápido; los agentes reaccionaron en segundos”. La fiscalía estuvo de acuerdo.
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