La jueza Laura Ruiz Alaminos, de Málaga (España), dictaminó que un hombre debe pagarle a su ex pareja más de 200 mil euros, un aproximado de tres millones 843 mil pesos, por todo el trabajo doméstico que hizo en su hogar y que no fue retribuido.
La pareja estuvo casada por 25 años, tiempo en el que tuvieron dos hijas, una de 14 y otra de 20; las dos también recibirán dinero de su padre, 400 y 600 euros respectivamente.
Según medios locales, el matrimonio se celebró el 23 de junio de 1995 y en ese mismo año, firmaron la separación de bienes. Desde ese entonces, el hombre fue mejorando su vida profesional, abriendo varios gimnasios en las provincias de Jaén y Málaga, incluso laboró en la venta de maquinaria de culturismo y cerramiento.
Debido a su esfuerzo, pudo adquirir una vivienda de 70 hectáreas en Alhama de Granada, donde comenzó otro de sus negocios: elaboración de aceite. En total, el hombre tenía ingresos de tres mil euros al mes, un aproximado de 57 mil pesos. Pero no sólo eso, ya que su patrimonio incluía coches de lujo, seguros de vida, inmuebles y tractores.
Sin embargo, a pesar del panorama favorable para él, no lo fue para su ex esposa, quien tuvo a su primera hija en 2003 y a la segunda en 2009.
Para que el hombre avanzara en sus negocios, ella se quedó al cuidado del hogar y educando a las niñas sin que éste le diera algo a cambio.
“Ella era su sombra, trabajando detrás para que él creciera en lo profesional y se convirtiese en algo”, declaró la representante legal de la mujer.
La representante legal agregó, que el hombre no quiso que su hija tuviera estudios superiores, obligándola a trabajar para que pagara su educación, sin importar que él tuviera dinero de sobra.
La situación, por supuesto, cansó a la mujer y pidió el divorcio en 2020, pero debido a la separación de bienes, él se quedó con todo y a ella sólo le tocó la mitad de la casa.
Sin embargo, la mujer no se quedó de brazos cruzados y metió una demanda para que reconocieran el trabajo que hizo durante 25 años en el hogar, consiguiendo su propósito. Y gracias a su abogada, no sólo reconocieron su labor como ama de casa, sino el de cientos de mujeres que truncan su vida profesional para dedicarse a su hogar tras contraer matrimonio, y muchas, en ocasiones, reciben malos tratos o no tienen los recursos necesarios para la educación de sus hijos.
MRG