El doctor Sergio Alfieri, cirujano principal del Papa Francisco, reveló detalles nunca antes compartidos sobre las dos crisis médicas que pusieron en peligro su vida durante su hospitalización. La primera y más grave ocurrió el 28 de febrero pasado.
Una infección pulmonar severa comenzó a afectar múltiples órganos vitales. Los médicos enfrentaron una decisión crítica: usar medicamentos agresivos que podían dañar sus riñones o tomar un enfoque más conservador. El Papa, consciente del riesgo, les pidió: "Prueben todo lo necesario".
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¿Qué tratamiento salvó al Papa de la infección pulmonar?
El equipo médico implementó un protocolo intensivo con antibióticos de última generación. Monitorearon constantemente sus órganos vitales durante las 72 horas más críticas. El Papa permaneció lúcido en todo momento.
Tras cinco días de angustia, su cuerpo comenzó a mostrar mejoría. Sin embargo, durante la recuperación sufrió una aspiración masiva de alimento. Este segundo evento resultó igualmente peligroso para su vida.
Los médicos actuaron inmediatamente para evitar la asfixia. Alfieri confesó: "Por momentos pensamos que no lo lograríamos". La rápida intervención del equipo médico fue fundamental para superar esta segunda crisis.
¿Cómo enfrentó el Papa estas emergencias médicas?
Mantuvo una actitud extraordinariamente serena y participativa. Exigió conocer toda la verdad sobre su condición, sin edulcorantes ni medias verdades. Delegó las decisiones técnicas en su asistente personal.
En los momentos más dolorosos, buscaba consuelo tomando la mano de sus médicos. Su fortaleza mental sorprendió a todo el equipo tratante. Mostró una capacidad de resistencia física y emocional admirable.
Durante la recuperación, reapareció su característico sentido del humor. Bromeaba con el personal médico y organizó una cena especial para agradecer a sus cuidadores. Su actitud positiva fue contagiosa.
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¿Qué factores fueron clave en su recuperación?
La intervención médica oportuna y precisa fue fundamental. Contaban con tecnología de punta y los mejores especialistas. El estado mental del Papa jugó un papel determinante.
Su comprensión de los procedimientos facilitó la cooperación con los tratamientos. El apoyo global, incluyendo las oraciones de millones, dio fuerza adicional al equipo médico. Fue un esfuerzo conjunto extraordinario.
El doctor Alfieri considera esta experiencia como la más significativa de su carrera. "Ver cómo el hombre se convirtió nuevamente en Papa fue inolvidable", afirmó emocionado. Un caso que combina medicina, fe y superación humana.
MQ